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Pero hice un esfuerzo para sostener su mirada y lo miré con firmeza, de frente. Es la primera palabra bondadosa que me diriges, Olga dijo él. ¿Qué quieres decir con eso, Roberto? balbucí. ¿Me he mostrado desatenta para contigo? ¡Si sólo fuera desatenta! replicó él. Pero me has tratado como a un extraño, como a un intruso, me has alejado del lecho de mi mujer.

Al aparecer el intruso, todas las miradas refluyen hacia él, y por cada uno de aquellos semblantes burlones y mundanos de «gente de teatro», pasa el mismo pensamiento, la misma expresión de sorpresa irónica: «¡Un autor novelSiente el mozo en las mejillas el choque, casi hostil, de tantos ojos curiosos, mas no se desconcierta, y confiado, sereno, con esa serenidad risueña que distingue á los fuertes de voluntad, avanza hacia el grupo: ¿El señor X...?

Esta regla puede tambien extenderse á aquellos que exâminan los hechos pasados, y para eso se valen de medallas, inscripciones, y historias; porque un hombre solo que sepa bien distinguir los monumentos antiguos y verdaderos de los que se han fingido en nuestros tiempos, y que conozca el caracter de cada historiador, para distinguir lo que es propio de cada uno, ó lo que es intruso, y sepa usar de las reglas de la Lógica, será de mayor autoridad que otros mil que ignoren todas estas cosas, ó la mayor parte de ellas.

Los pantalones correspondían á las mujeres, y era un atentado contra las conquistas heredadas de la Verdadera Revolución que este intruso, siendo un hombre, se empeñase en vestir de modo diferente á todos los de su especie.

Parecía que algo fúnebre pesaba sobre ellos, obligándolos a permanecer en silencio, con la vista baja y los labios apretados, como si en la habitación inmediata hubiese un muerto. Era la presencia del extraño, del intruso, ajeno a su clase y sus costumbres. ¡Maldito mallorquín!... Cuando hubieron pasado todos los mozos por la silla inmediata a Margalida, el señor se levantó.

El maldito intruso! ¡Cómo había penetrado entre ellos, matando todo afecto, anulando con el poder frío de la muerte todo un pasado de cariño fraternal!... No habían reñido cuerpo á cuerpo como los hermanos en las guerras civiles: pero se habían herido en el alma, separándose para siempre, como bestias enfurecidas. Se acabó la familia: Aresti estaba solo en el mundo.

¡Granuja! rugió el matón, al mismo tiempo que caía una de sus manos sobre la cara de Batiste, sonando una terrible bofetada. Como animado por tal agresión, todo el corro se lanzó contra el odiado intruso; pero encima de la línea de cabezas empezó á moverse un brazo nervudo empuñando un taburete con asiento de esparto, el mismo tal vez en que estuvo hasta poco antes Pimentó.

A los hombres públicos añadió el intruso, viendo la sorpresa de don Simón les pasa mucho de esto. ¡Como son conocidos de tantos a quienes ellos jamás han visto!... Pero a bien que a , el temor de una fría respuesta no ha de quitarme el placer que recibo al estrechar la mano de una persona digna de todo mi respeto.

Extraño fenómeno y singular aprieto para el escritor el de estos dos extremos opuestos, hijos legítimos de la confusión de ideas en todo orden de cosas que caracteriza nuestra época, y reconoce por origen, entre otras mil causas, la orgullosa suficiencia propia, el desprecio de la autoridad que legítimamente define, la falta de profundidad y método en los estudios, el magisterio superficial, intruso e interesado de los periódicos, y la funesta propensión a juzgar lo que pasa en el corazón ajeno por lo que sucede en el propio.

¿Qué va á pasar ahora? continuó diciendo el asustado profesor. Los murmuradores le habían dado á entender que el Padre de los Maestros sospechaba si este intruso ayudado por el gigante sería Ra-Ra.