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La Condesa ansiaba que la abandonase, que se casase ya, y que, hecho todo un padre de familia, se mezclase en la política de su país y fuese un hombre de Estado. La Condesa era una gran señora en toda la extensión de la palabra y muy al gusto antiguo. Estaba más cerca de los cincuenta que de los cuarenta años, si bien conservando no pocos restos de su en otro tiempo admirada hermosura.

Esteban encontraba intolerable que este señor, que no era mas que un pariente lejano de su abuela, se mezclase en los asuntos de la casa, pretendiendo dirigirle á él como un padre. Pero aún le irritaba más verlo de buen humor y con pretensiones de gracioso. Le daba rabia que llamase á su madre Penépole y á él joven Telémaco... «¡Tío latero y pesado

Su hermana no decía nada; unas veces sonreía al oír el nombre de don Jaime, otras se le humedecían los ojos, y casi siempre daba fin a la conversación aconsejando al Capellanet que no se mezclase en este asunto y diese gusto al padre yendo a estudiar en el Seminario. Esto se arreglará, señor continuó el muchacho, poseído de la nueva importancia de su persona . Se arreglará; se lo digo yo.

Pero lo que lastimaba lo que llamaba ella su corazón, era la complicidad de Mochi. «Yo hubiera hecho lo mismo sola y él hubiera conservado mi respeto y mi amistad y mis caricias cuando las quisiera, y el provecho de estas infidelidades mías también se habría repartido. ¿Qué falta hacía que él se mezclase en esto?

Una pobre costurera de Londres ansía ver florecer en su ventana un tiesto lleno de tierra negra; una flor daría consuelo a aquella desheredada; mas en la disposición de los seres, por desgracia, en ese momento, la substancia que allá debía ser rosa, es aquí un hombre de Estado... Viene entonces el chulo de navaja y hiere al estadista; la puñalada le descarga los intestinos; lo entierran: la materia comienza a desorganizarse, mézclase a la vasta evolución de los átomos, y el superfluo hombre de gobierno va a alegrar, bajo la forma de una flor a una rubia costurera.

Mézclase en esto el amor propio como en todos los conceptos mentales, y con los afectos de interes, de partido, de vanagloria, y otros semejantes se mantienen sin querer exâminar y reconocer los verdaderos principios que han de servir de basa á sus discursos.

Pues como no era decente que yo me mezclase en cierta clase de asuntos, porque vengo de buen linaje... me valí de ese Gabriel Cornejo... ¿Y por causa de esas relaciones dijo con impaciencia doña Clara habéis llegado á saber...?

Desde entonces fue para mi un verdadero suplicio el ver al señor de Couprat, y observar todas las atenciones y delicadezas de que colmaba a Blanca. ¡Cuánto lloraba en silencio! pero eso , nunca, nunca sentí celos de Juno. ¡Dios mío! no; yo era una criatura que amaba sincera y profundamente, pero sin que la más mínima sombra de pasión feroz se mezclase a mi amor.

Los que hace años bombardearon la villa y hoy darían cualquier cosa por verla entre llamas, se pasean por ella, como señores. Han bajado en manadas para ver á la Virgen, con el revólver en el bolsillo, y miran á todos con insolencia, como deseando que llegue pronto el momento de matar perros liberales. El capitán mostraba prisa en irse. De quedarse en la villa tal vez se mezclase en la lucha.

Tampoco consideraba admisible que una dama se mezclase en negocios que sólo pertenecen á los hombres. Sentía la extrañeza y el escándalo del que presencia un desorden en el ritmo de las cosas naturales. El mundo estaba trastornado: los aprendices querían ser maestros; ya no se respetaban las categorías; era preciso terminar de una vez. «¡BancoSe estremeció el príncipe.