United States or Portugal ? Vote for the TOP Country of the Week !


Contiene, además de la novela, una advertencia preliminar del arcediano D. José María Navarro, maestro y amigo que fue del malogrado traductor, un breve discurso de D. Marcelino Menéndez y Pelayo y como apéndice la alegoría mística Hay Benyocdan de Avicena, porque según dicen los arabistas, el nombre de Hay Benyocdan equivale al Viviente hijo del Vigilante, y viene a significar al hombre que piensa en las cosas divinas.

La fuerza muscular ha tenido tambien su voto; se han blandido puñales, se han menudeado los garrotazos; la campanilla del presidente ha resonado entre el ruido de voces estentóreas, y de pulmones de bronce. Don Marcelino pertenece al partido derrotado, y ha tenido que salvarse á escape.

Los jóvenes no hallaban términos suficientes para exaltar su belleza. Conque diga usted, D. Marcelino, y no se ofenda, ¿el conde viene tan loco como se fué? Vaya, vaya, veo que está usted de mejor humor que yo. Me han contado cosas graciosas de su vida en Madrid.

La señora Rafaela, que vino á traerme unas medias que ya más de dos meses le tenía encargadas ¡ay qué pesada es esa mujer! me dijo que había visto á Pedro el del Palacio salir á caballo, como á cosa de las ocho, por la carretera arriba. Á las nueve, poco más ó menos, llegó un carruaje con dos caballos, que paró enfrente de la casa de D. Marcelino.

D. Miguel se plantaba en casa de Cosme, cogía a Marcelino por las orejas, le daba tres bofetadas de cuello vuelto, y a los quince días, quieras o no, los tenía casados. Que Ramón el confitero le negaba a D. Cipriano dos mil reales que éste le había prestado sin recibo.

Marcelino Domingo, Indalecio Prieto, el Noy del Sucre y Pestaña hablan, escriben, agitan y crean contra los patronos un estado de opinión sin el cual tal vez no se cometiesen tantos atentados; pero de aquí a suponer que esos señores son responsables, hay una gran diferencia. Esos señores no son responsables. Esos señores son instrumentos.

Solían oir también á alguno crujir los dientes y murmurar sordamente: «¡Mal rayo te parta, ladrónEn pos de D. Marcelino venía D. Primitivo, varón formidable, de elevada estatura y amplias espaldas, rostro mofletudo y encendido, lleno de herpes, barba escasa y recortada y los ojos siempre encarnizados como los de un chacal. Era procurador del juzgado.

Alguna que otra vez apuntó D. Marcelino, cuando tienen una copa de más dentro del cuerpo, suelen cometer cualquier desmán, pero ya se sabe que entonces obra el vino por ellos. Y tienen bastante afición á lo ajeno indicó el señorito Octavio. Casi todos los años nos dejan sin fruta en la huerta.

Reúnese con sus amigos, la conversacion gira sobre las últimas ocurrencias, y se eleva poco á poco hasta la region de las teorias de gobierno. Don Marcelino ya no será absolutista del otro dia. ¡Qué escándalo, dice uno de los circunstantes, yo no puedo recordarlo sin detestar esas trampas!

Un día, hallándose en el jardín de su casa recortando los setos de boj y membrillo, para lo cual, y con objeto de no lastimarse las manos, solía ponerse guantes, vió en el balcón cercano unas cabecitas rubias que le sonreían. Eran los hijos de D. Marcelino, á quienes Octavio, como vecino, no dejaba de conocer muchísimo. Allí no estaban más que los pequeños.