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Alonso Velázquez, director de escena, tuvo la ocurrencia de anunciar una representación el 10 de febrero de 1586, á la cual habían de asistir sólo mujeres, y la idea encontró tal acogida, que concurrieron 760 espectadoras; pero el Consejo de Castilla prohibió la representación de la pieza en el momento de empezar, y confiscó lo recaudado en favor de los hospitales. Rojas, l. c., T. I., pág. 123.

No puede negarse que tiene una aguja muy hábil, observó una de las espectadoras; pero dudo mucho que exista otra mujer que haya ideado una manera tan descarada de hacer patente su habilidad. ¿Á qué equivale esto, comadres, sino á burlarse de nuestros piadosos magistrados, y vanagloriarse de lo que esos dignos caballeros creyeron que sería un castigo?

Pero pacífica, honesta, reposada, sin palabras libres, ni ademanes audaces, que asustasen a las espectadoras, muchachas que habían oído hablar en sus pueblos del terrible don Luis, y al verle de cerca perdían sus prevenciones, reconociendo que no era tan malo como su fama.

El entierro no había sido menos ostentoso. Detrás del carro fúnebre, teatral y ridículo artefacto, también el duelo, a pie, salpicado de grandes uniformes; después, la interminable fila de carruajes, con casi otras tantas libreas diferentes, desde las de los «cuerpos colegisladores», hasta la de don Mauricio el Solemne; y, por último, a uno y otro lado de la fila, otras filas más espesas y compactas de curiosos desocupados, y en todos los balcones de la carrera más espectadores y espectadoras en apiñados racimos.

»Ya estaba armada de punta en blanco: nuevas combinaciones de luces y de espejos para verme a mi gusto por todas partes, y ensayar actitudes, movimientos y sonrisas, y sorprender a hurtadillas la grata impresión de todo ello en las caras de las tres espectadoras.

Libres del todo al fin guarnicion y vecindario de la villa de Puno el dia 24 de Mayo de 1781, y con la gloria de que fuesen espectadoras de su resistencia, las tropas del vireinato de Lima, campadas á una legua de distancia, solo restaba elegir los medios para su conservacion y seguridad.

Poco después, cuando las personas reales y la grandeza abandonaron el Salón, salieron aquellos con su canasto, y en los aposentos de la repostería les esperaban los fondistas de Madrid o bien otros singulares negociantes para comprarles todo por unos cuantos duros. Mientras duró la comida, las graciosas espectadoras no cesaban en su charla picotera.

Sagrario y Leticia, en cambio, habían traspuesto los umbrales, y eran ya espectadoras de adentro; más que espectadoras, figuras principales de la gran comedia: les era permitido, una vez en escena, disponer libremente de los recursos propios para aspirar hasta al dominio de ella; mirar a los hombres cara a cara; provocar sus lícitos atrevimientos; poner a prueba la calidad y el temple de sus armas; luchar impertérritas y vencer valerosas, o sucumbir apasionadas, que este es el fin, más o menos remoto y a sabiendas, de todos los femeniles empeños en lo mejor de la vida, y a ese solo paradero se va por donde las mujeres andan, cargado el cuerpo de lujo y el alma de tempestades...; en fin, tocar y palpar las realidades de los sueños de la colegiala y de sus entusiasmos de recién llegada a las puertas del mundo.

En vez de recoger el sueldo, como ella me suplicaba y como esperaba la señorita del balcon, la dos sueldos y proseguí mi marcha, aparentando que no habia comprendido. Ignoro qué impresion haria en mis espectadoras mi rebeldía caballeresca; pero ello es que yo caminaba tan ufano como si hubiera hecho una conquista.