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No soplaba ni la más leve brisa; los huertos impregnaban con su olorosa respiración la atmósfera encalmada; dilatábanse los pulmones como si no encontrasen aire, queriendo aspirar de un golpe todo el espacio. Un estremecimiento voluptuoso agitaba la ciudad, adormecida bajo la luz de la luna.
Feliz tú, que amorosa Aun puedes suspirar sobre una losa, Tibia con tu calor, Y aun puedes aspirar el suave aroma Del alma de tu hijo, que ora asoma En el cielo cual astro de tu amor. Á LA NI
El antiguo calavera sintió despertarse sus instintos de libertinaje con el perfume que exhalaba aquella mujer, perfume indefinible de carne fresca y virginal que él creía aspirar, como buen conocedor, más con la imaginación que con el olfato.
Pero, por mucho que valga su discurso, el Conde de Casa-Valencia había exhibido antes otros títulos de más valer para aspirar a tomar asiento entre vosotros. No pocas veces he discutido yo con él acerca de un punto importantísimo en la historia de toda literatura, y singularmente de la española, en nuestros días.
En mi sentir, pues, las alianzas no solo son convenientes, sino indispensables para España, que tiene aún, y no puede menos de tener, tanto que conservar y tanto á que aspirar, si no se arroja en el surco y se declara muerta y prescinde de su historia.
Creyeron siempre los Griegos que nuestros Catalanes fueran como los Alanos y Turcoples, que no se les levantaban los pensamientos á más que vivir con una triste y miserable paga; pero cuando vieron provehidos en ellos los oficios de César, Megaduque, Senescal y Almirante, y que tenian brios para aspirar á los que quedaban, advirtieron su daño, y comenzaron á sentirse de que las fuerzas y honras del Imperio se pusiesen en manos de extranjeros.
El hombre capaz de tales cosas ¿no podía serlo también de aspirar a su mano, no por su amor, sino por su fortuna? Cualquiera de aquellas indignidades era bastante a justificar el súbito desamor de Paz, y, sin embargo, para ella sólo una existía que realmente la hiciese mella: la infidelidad, el engaño.
No hay progreso donde no se señala á las humanas acciones un tipo ideal y sublime á que aspirar, donde el hombre llega sin esfuerzo, sin lucha, sin sacrificios, al que se supone estado normal de la ley religiosa y civil.
¿Perfectas? ¡Qué loco es usted! ¿Y qué ha dicho usted de flaquezas? ¿Llama usted flaquezas á la verdad de nuestra naturaleza, que se manifiestan como Dios las ha criado? El aturdimiento del joven no tuvo límites. Aspirar á hacer la felicidad continuó ella de muchos seres por el amor y los lazos de la familia, ¿es eso lo que usted llama flaquezas? No, señora; eso no. ¡Oh!
De aquí que se dijesen toda clase de requiebros y finezas, que literalmente podrían tomarse por efecto de amistad tiernísima, pero que ocultaban el fervoroso espíritu de verdadero amor. Don Fadrique, á más de sus años, creía tener otro inconveniente, que en su delicadeza no le permitía aspirar á ser amado de Lucía.
Palabra del Dia
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