United States or Saint Lucia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Magistrados hubo tan pusilánimes, que se figuraron que había llegado el fin del mundo; hubo hombres de Estado, eminentes, cuyos nombres me avergüenzo de escribir aquí, que dudaron de que el artículo de la Constitución que garantiza a todo ciudadano extranjero la libertad civil y religiosa, era un principio moral incontrovertible.

Libres los de Philadelphia del sitio, que tan apretados les tuvo por el valor de las armas de los Catalanes, salieron á recibir el ejército los magistrados y el pueblo, con Teolepto su Obispo, varon de rara santidad, y por cuyas oraciones se defendió Philadelphia más que por las armas del ejército que la guardaba.

Cuando este mismo sacerdote abrió los ojos y se separó de la cruzada criminal que había predicado, Facundo decía que nada más sentía que no haberlo a las manos para darle seiscientos azotes. Llegado a San Juan, los principales de la ciudad, los magistrados que no habían fugado; los sacerdotes, complacidos por aquel auxilio divino, salen a encontrarlo, y en una calle forman dos largas filas.

¿Culpable? interrumpió bruscamente Tragomer. ¿Está usted seguro? Á esta pregunta, tan directamente formulada, se produjo un efecto de estupor. He participado, por desgracia, de la convicción de los magistrados, del jurado y de la opinión pública, dijo Marenval, pues, en realidad, era imposible dudar.

Ester, y me dijo que se había estado discutiendo en el Consejo si se podría quitar de vuestro pecho, sin que padeciera la comunidad, esa letra escarlata que ostentáis. Os juro por mi vida, Ester, que rogué encarecidamente al digno magistrado que se hiciera eso sin pérdida de tiempo. No depende de la voluntad de los magistrados quitarme esta insignia, respondió tranquilamente Ester.

Es claro que esta mera circunstancia las hacia aparecer cristianas, puesto que todas las mujeres entre los sarracenos, casadas, solteras y viudas, llevaban tapado el rostro con solos los ojos descubiertos. En la Galia Narbonense, menos modestos, solian los clérigos cubrirse de púrpura, distintivo de los magistrados.

Pero mira, madre, ¡cuántas gentes extrañas, y entre ellos indios y también marineros! ¿Para qué han venido todos esos hombres á la plaza del mercado? Están esperando que la procesión pase para verla, dijo Ester, porque el Gobernador y los magistrados han de venir, y los ministros, y todas las personas notables y buenas han de marchar con música y soldados á la cabeza.

Todo se realizó tal como lo dispuso doña Manuela, y ésta, a los pocos días, recordaba como un sueño la estancia de seis años en la tienda del Mercado, y se consideraba feliz pudiendo pasear en berlina por la Alameda y teniendo un lacayo a sus órdenes para enviar recaditos a las nuevas amigas, esposas de magistrados y militares, señoras a las cuales, por ser rica, trataba con aire protector.

Lea se va á Londres con el nombre de Juana; nadie la conoce y puede tomar pasaje para América. Mientras, los agentes de policía, los magistrados y toda la cuadrilla judicial se da de calabazadas para desembrollar el lío que les hemos dejado entre las manos.

Lo que pareció tan mal, aun á los senadores y magistrados de Holanda, que llamando á los capitanes holandeses á Amsterdam á dar razón de , les privaron y depusieron de sus oficios.