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Es una composición seria y caballeresca, con desafíos, justas, aventuras románticas, encantamientos y amores que se cruzan, en una palabra, un libro de Amadís, distribuído, y no sin arte, en escenas. Don Duardos, príncipe de Inglaterra, llega á la corte de Palmerín, emperador de Constantinopla, para desafiar á su hijo Primaleón, á causa de un agravio que ha de vengarse con la muerte.

La grandeza y la sublimidad, que había persistido desde siglos en los romances populares, y exaltado hasta el extremo la imaginación y los afectos de los españoles; el amor y la ternura caballeresca que sugería á los enamorados sus cantos en la ventana de sus damas, se presenta en las comedias de Alarcón bajo otra forma y con mayor viveza.

¡Bien calculó el maligno Celemín lo que había de ocurrir, y cómo la caballeresca escena cambiaba de carácter y adquiría torpe sentido con sólo disponer los combatientes en la forma antedicha y rasgar oportunamente la trasera de unos gregüescos! Las más sublimes escenas de Shakespeare se hubieran descompuesto en esta piedra de toque.

La índole romántica de estas ficciones, las fabulosas hazañas que narraban, satisfacían plenamente á la afición á lo maravilloso, que se había despertado en toda la nación, á consecuencia de la guerra caballeresca contra los moros y del descubrimiento portentoso del Nuevo Mundo.

Sevilla entera recordaba todavía sus aventuras galantes, sus orgías, sus duelos singulares y temerosos, la barbarie inconcebible de algunos actos ejecutados en el frenesí de la embriaguez. Saludó con amabilidad caballeresca, no exenta de protección, a todo el mundo, y se llevó a su hija. En pos de él nos marchamos todos. Las de Anguita salieron hasta el medio de la calle a despedir a sus amigas.

Veo que es inútil querer infundirle un poco de sentido común... Bueno; accedo á representarle, pero con la condición de que será para arreglar el asunto lógicamente, evitando el duelo. El contratista tomo una actitud caballeresca, como si acabase de recibir una ofensa. No; el duelo lo quiero á muerte. Yo no soy un cobarde ni he venido en busca de arreglos.

¡Y ahora se atreven a acusar de liviandad a la condesa! ¡Defenderemos su honor! ¡No permitiremos que se la insulte! EL CONDE. Esperad, barones. ¿Quién se atreve a acusar de liviandad a mi hija? ¿Y qué gentes son ésas, con traza y gesto de bandidos? VALDEMAR. Perdonad, conde, nuestra irrupción: buscamos al duque. Nadie pone en duda vuestra nobleza caballeresca, conde.

»Ante esta arrogante y caballeresca donación, tan propia del sujeto que la hacía, el Capítulo declaró Jerónimos á los Hermanos de la pobre vida, quedando así fundado definitivamente el convento que había de ser orgullo de la Orden. Su primer Prior fué Fr. Francisco de Madrid, ignorándose las razones por qué no recayó este cargo ni en Robledillo ni en Plasencia. Finó con ello el año de 1414

Dejando a las mamás que hablasen entre ellas, tomamos rápidamente la delantera en cuanto estuvimos fuera de la población. Y bien, Magdalena exclamó de repente Francisca, ¿sigues defendiendo a las aiglemontesas? Como las ataques mucho, puede ser. ¡Ah! veo que cedes, caballeresca Magdalena exclamó Francisca triunfante. El otro día te alzabas en los espolones como un gallo inglés.

En algunas viñas, los dueños, impulsados por el miedo de perder la vendimia, «pasaban por todo», pero acariciando en la rencorosa mente la esperanza de la represalia así que sus racimos estuvieran en el lagar. Otros, más ricos, «tenían vergüenza», según declaraban con caballeresca arrogancia, negándose a todo arreglo con los rebeldes. Don Pablo Dupont era el más fogoso de ellos.