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Valls, en sus tiempos juveniles, cuando mandaba buques de su padre, había conocido mujeres de todas clases y colores, viéndose mezclado en orgías marinerescas que acababan entre olas de whisky y golpes de cuchillo. Pablo, cuéntanos aquellos amoríos en Jaffa, cuando los moros te querían matar.

Míralo bien, Yolanda digo; porque, como esta noche, muchas otras veces hemos de estar juntos y hemos de alegrarnos de ello. Ella se inclina lentamente y cierra los ojos del todo... ¡Pobre criatura! ¡pobre criatura!... Y la angustia me corta casi la respiración. Entonces les grito: ¡Un poco de alegría, hijos míos! Lotario, cuéntanos, pues, algunas de tus calaveradas.

No contento con esto, quería divertirse a costa de él, y recordando un pasaje de la vida de Estupiñá que le habían contado, decíale: «A ver, Plácido, cuéntanos aquel lance tuyo cuando te arrodillaste delante del sereno, creyendo que era el Viático...». Al oír esto, el bondadoso y parlanchín anciano se desconcertaba.

Prima, el único que se ha consolado de los males de la ausencia ha sido Polo, dando a luz un tomo de poesías, y con este motivo casi nos hemos reñido. Cuéntanos eso, Rafael dijo Rita . Hubiera querido presenciar vuestra disputa y no me habría divertido poco. Ya saben ustedes dijo Rafael que todas nuestras modernas ilustraciones aspiran por todos los medios posibles al título de notabilidades.

Prima, para darte gusto, voy a reventar de entusiasmo por imitar al público, como hizo la rana, queriendo alcanzar el tamaño del buey. Acabo de ser testigo de la ovación imperial que se ha hecho a esa octava maravilla. Cuéntanos eso dijo la condesa . Cuéntanoslo. Cuando bajó el telón, hubo un momento en que se me figuró que íbamos a tener una segunda edición de la torre de Babel.

Te presento a mi amigo el capitán Rufete dijo Aviraneta poniendo en relaciones a sus dos camaradas . Y ahora cuéntanos algo, dinos qué es de tu vida, hombre. Después que eres rico no hay quien te vea.

Uno de tus abuelos, un Febrer, llevaba la bandera verde, como alférez mayor del Tribunal; y las damas de tu familia fueron en carroza al pie del castillo para presenciar la quema. Jaime, molestado por el recuerdo, levantó los hombros. ¡Cosas viejas! ¿Quién se acuerda de lo que ya pasó? Sólo algún loco como ... Anda, Pablo, cuéntanos algo de tus viajes... de tus conquistas de mujeres.

No llegaba visitante á su casa para ver al subteniente, sin que el viejo dejase de formular la misma petición: Cuéntanos cómo te hirieron... Explica cómo mataste al capitán alemán. Julio se excusaba con visible molestia. Ya estaba harto de su propia historia.

Algunas noches, Spadoni se quedaba con un codo en el teclado y la frente en la diestra, como si la música le ensimismase, cuando, en realidad, lo que danzaba debajo de sus melenas eran cuadrados rojos y negros, muchos naipes y treinta y seis números formando tres filas presididas por el cero. El príncipe, molestado por este silencio, se dirigía á Castro. Cuéntanos algo de tu abuelo don Enrique.

En todo caso, una preciosa hereje dijo, y hasta podría deciros, ¡dos divinas herejes! Son dignas de verse las dos hermanas a caballo, en el Bosque, con dos pequeños grooms, de este alto, por detrás. Vamos, Pablo, cuéntanos ahora, lo que sepas... ese baile de que hablabas... ¿Cómo fuiste a casa de las americanas? ¡Por una gran casualidad! Mi tía Valentina se quedaba en su casa aquella noche.