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Actualizado: 12 de agosto de 2024


Por otra parte, habíase podido apreciar de qué fuera capaz el marqués de Pierrepont, vistiendo el uniforme militar, por cuanto en la guerra del 70 dio pruebas del más cumplido valor, volviendo pacíficamente, una vez terminada aquélla, a emprender su vida habitual de parisiense y de dilettante a que lo impulsaban tendencias, gustos, falta de ambición, y un poco también el deseo de complacer a cierta anciana tía, que no se contaba seguramente entre las fervientes admiradoras de la república.

En el tímpano, un relieve representaba a la Virgen rodeada de ángeles, vistiendo una casulla a San Ildefonso, piadosa leyenda repetida en varios puntos de la catedral, como si fuese el mejor de los blasones.

Las ancianas, cobrizas y arrugadas, vistiendo trajes obscuros, suspiraban lastimeramente al ver la alegría de la gente moza. Febrer, luego de contemplar un buen rato a toda esta concurrencia, que apenas fijó en él una mirada distraída, fue a colocarse junto a Pep en un corro de payeses viejos.

Se saludaron alegremente con un cordial apretón de manos. No entremos en casa dijo Reynoso . Clara anda por ahí cazando y Elena se está vistiendo. Vamos a la glorieta a descansar y tomaremos una copa de vermut o de cerveza, lo que quieras.

Gallardo, vistiendo rica zamarra, como un señor del campo, la cabeza descubierta y la coleta alisada hasta cerca de la frente, recibía a su banderillero con zumbona amabilidad. ¿Qué decían los de la afición? ¿Qué mentiras circulaban?... ¿Cómo marchaba «eso» de la República? Garabato, dale a Sebastián una copa de vino. Pero Sebastián el Nacional repelía el obsequio. Nada de vino; él no bebía.

Varios pelotones de hombres precedidos y seguidos de bayonetas marchaban de un puerto á otro con rítmico paso. Eran prisioneros alemanes, sonrosados y alegres á pesar de la cautividad, vistiendo aún sus uniformes de color verde col, con un gorro redondo sobre la esquilada cabeza.

Luego corrió como una demente, aullando y con el cabello suelto, ante todos los retratos del general. ¡Ah, su héroe! Ahora sabía verdaderamente cuánto lo amaba... Durante varios meses recibió á sus visitas en un salón con muebles y cortinajes negros. Vistiendo sueltas ropas de luto, estaba medio tendida en un sofá ante un retrato de Saldaña de cuerpo entero.

Se veía con la imaginación vistiendo el trajecito escocés de su niñez, cuando su madre, con tocas de viuda, le llevaba a la Glorieta a que jugase con las niñas, pues su timidez y debilidad no le permitían alternar con los revoltosos muchachos. ¡Cuan hermosa estaba con sus negras tocas!

Las dos hijas mayores del anabaptista una de ellas alta, delgada y pálida, de pies anchos y bajos, que calzaban zapatos redondos, de cabellos rojos, recogidos en una cofia de tafetán negro y vistiendo un traje azul que le caía en largos pliegues hasta los talones; la otra, gruesa, mofletuda, que andaba como los patos, levantando los pies con gran lentitud y balanceándose de un lado a otro , aquellas dos jóvenes formaban con Luisa el más extraño contraste.

Cerca ya del obscurecer se volvió a Tejada con el objeto de comer con la familia y traer a su mujer y cuñada al baile. Cuando llegó, éstas se estaban vistiendo ya en sus respectivas habitaciones. Ambas se presentaron en el comedor un poco después de la hora acostumbrada, primorosamente ataviadas.

Palabra del Dia

beerotita

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