Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 7 de junio de 2025
Los Condes de San Teódulo le parecieron un si es no es Condes de pega, y aunque en la tertulia había sujetos de verdadero valer y clase, el concepto un poco turbio que tenía don Braulio de los amos de la casa hubo de proyectar cierta sombra obscura sobre los que a la casa asistían. De casi nadie pensó bien. ¡Extraña condición de los seres humanos!
No es mi padre excesivamente rico, pero sí hombre de alta alcurnia, valiente caballero, en verdad, guerrero famoso, á quien las pretensiones de ese hombre grosero y bellaco.... ¡Perdonad! Olvidé que lleváis el mismo nombre. No importa; continuad, os lo suplico. De un mismo manantial suelen proceder arroyos muy distintos; turbio uno, claro y cristalino el otro, dijo ella prontamente.
El mar alegre, la tierra jocunda, el aire claro, sólo tal vez turbio del humo de la artillería, parece que iba infundiendo y engendrando gusto súbito en todas las gentes. No podía imaginar Sancho cómo pudiesen tener tantos pies aquellos bultos que por el mar se movían.
De modo que, después de la metamorfosis de Galatea en novillo uncidero, dándose á reflexionar durante la convalecencia del tabardillo sobre el carácter de la gente del campo donde habitaba, á despecho de sus ilusiones se concedió á sí mismo que pedir prudencia, saber, dulzura y poesía á unos seres cuya sociedad constante son las bestias, cuya educación son las rudas tareas del campo, y cuyas aspiraciones están limitadas á salir del año sin morirse de hambre, es una exigencia que toca en lo ridículo. ¡Harto harán, los pobres, sabiendo saludar en turbio castellano!
Los farolillos venecianos formaban gigantescos pabellones de una claridad difusa. En la entrada de la Alameda apelotonábase el gentío, y por entre la masa de espaldas arqueadas y codos en punta pasaban las floristas con su cesto de mimbres erizado de ramilletes y las chicuelas desgreñadas, con el cántaro en la cadera y el turbio vaso en la mano, pregonando: «¡Al aigua fresqueta!»
Mas súbito, azaroso, de las aguas entre el turbio vapor, cruzó luciente relámpago de luz que hirió un instante con brillo melancólico tu frente. Yo vi un espectro que en la opuesta orilla como ilusión fantástica vagaba con paso misterioso y un quejido lanzando lastimoso que el nocturno silencio interrumpía, ya triste nos miraba, ya con rostro infernal se sonreía.
Castro le veía aún, como si asomase su cabeza por una ventana del bar; vería tal vez mientras viviese el pergamino blancuzco de su cara, tirante sobre las aristas de los pómulos; la barba roja colgando de sus mandíbulas, como si fuese postiza, y sobre todo, sus ojos sarcásticos, insolentes, de un color verde turbio, igual al de las ostras.
Mi hermano y yo somos personas decentes... Ya lo creo... Pues claro. Pues turbio. Somos personas decentes. Y príncipes de Asturias. Aquel trabajo es para mulos, no para criaturas. Yo quiero que mi hermano vaya a la escuela. Y al colegio. Eso es, al colegio replicó Isidora marcando sus afirmaciones con el puño sobre la endeble mesa Yo lo quiero así..., y nada más».
Y no se entienda que por decir bien de aquéllos no lo digo de aquéstos, sino que quiero decir que al rigor y estrecheza de entonces no llegan las penitencias de los de agora; pero no por esto dejan de ser todos buenos; a lo menos, yo por buenos los juzgo; y, cuando todo corra turbio, menos mal hace el hipócrita que se finge bueno que el público pecador.
D. Salvador Riada. Mi querido amigo: Mucho siento tener que decir á usted que Monte-Cristo, que oye turbio y que, además, suele distraerse, hubo de engañarse, y tal vez engañó á usted, sin la menor malicia, cuando le aseguró que me había parecido muy bien el Himno á la carne. Ni bien ni mal podía parecerme una obra que yo aún no conocía.
Palabra del Dia
Otros Mirando