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Actualizado: 7 de junio de 2025
Dudo yo que el más científico cocinero francés, sin más que habas, aceite turbio, vinagre archi-turbio, pimientos, sal y agua, pueda sacar cosa tan rica como dicha cocina de habas preparada por cualquiera mujer cordobesa.
El atún estaba bien agarrado y tiraba del sólido gancho, deteniendo la barca, haciéndola danzar locamente sobre las olas. El agua parecía hervir; subían a la superficie espumas y burbujas en turbio remolino, cual si en la profundidad se desarrollase una lucha de gigantes, y de pronto la barca, como agarrada por oculta mano, se acostó, invadiendo el agua hasta la mitad de la cubierta.
Pues procuremos ver. Y se encaminó recatada y silenciosamente á la puerta de las Meninas, y con el mismo recato miró al interior. Bajo un farol turbio estaba parado Juan Montiño. ¿Conque le esperan? ¿conque le han citado? ¿quién será ella? dijo Quevedo. Pasó algún tiempo; Juan Montiño esperando, y don Francisco observándole.
De todas suertes, Ana ya no le tenía lástima; le veía triunfante abusar tal vez de la victoria, humillar al enemigo...; ahora veía ella claro; por lo menos no veía tan turbio como antes. Ella había sido tal vez un instrumento en manos de su hermano mayor.
Tenían estas carnes la densidad de las cosas inanimadas: una dureza de piedra. Daban la sensación a la vista y al tacto de enormes mazas prehistóricas, con las cuales se podía hendir el cráneo de un elefante. La sala del pescado es un paisaje polar. Rocas de hielo amontonadas, y en el interior de estas masas de cristal turbio están los peces de mil formas.
Entonces tuvo doña Manolita una ocurrencia algo maliciosa, y que, en su sentir, había de darle mucha luz en sus investigaciones. ¿Por qué no había de embromar a doña Luz, pronosticando que D. Jaime, de quien la fama decía maravillosos encomios, y que era libre y soltero, iba a enamorarse de ella, apenas la viese, con el gustoso asombro de hallar en una villa pequeña tan completo dechado de elegancia, distinción y hermosura? ¿Por qué, al embromar así a doña Luz, con algo que la halagaría, no había de dar solapadamente una broma bastante pesada al Padre, cuyo amor, enmarañado y turbio en el centro de la conciencia, se vendría a aclarar con el reactivo de los celos?
Apenas se encontraba con la mirada vidriosa de Febrer, corría a una mesita cubierta de botellas y vasos. Su cariño manifestábase con un incesante deseo de hacerle beber todos los líquidos ordenados por el médico. Cuando Jaime, en su turbio despertar, encontraba el rostro de Margalida, sentía una impresión placentera que le ayudaba a mantenerse con los ojos abiertos.
Rasgaba la «sirena» de minuto en minuto con un aullido lúgubre esta noche blanca sobrevenida en plena tarde. A corta distancia de las bordas cerraba la bruma toda visualidad. Los que miraban abajo sólo veían unos cuantos palmos de superficie acuática. Más allá, el humo turbio y denso lo devoraba todo.
Estaban ambos vestidos de terciopelo negro atrencillado con aforros de seda, y sólo sus rostros y sus manos recogían la claridad escasa de la penumbra. Un rayo de sol, turbio de corpúsculos, entraba tras una madera entreabierta, iluminando, sobre la pared del fondo, una gran tapicería que atrajo la mirada de Beatriz.
Yo no he llegado a ponerlo bien en claro, de suerte que, al ir escribiendo esta historia, lo probable es que lo deje turbio o nebuloso. De cualquier modo que fuese, y sin escudriñar los secretos de doña Inés en lo tocante a la conducta, aseguro con evidencia que ella, en lo teórico, sin afectación ni mentira, tenía la más acendrada fe religiosa.
Palabra del Dia
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