United States or Uganda ? Vote for the TOP Country of the Week !


Bizcaba más, por habérsele debilitado mucho aquellos días el nervio óptico. Sonrió con dulzura al capellán, y le señaló una silla. Julián clavaba en ella esa mirada donde rebosaba la compasión, mirada delatora que en vano queremos sujetar y apagar cuando nos aproximamos a un enfermo grave. La encuentro a usted con muy buen semblante, señorita dijo el capellán mintiendo como un bellaco.

Pero le inspiró una repugnancia invencible este cuerpo abundante en seducciones: tuvo miedo á su contacto; quiso huir de las sorpresas eléctricas de su carne... Además, él no iba á maltratarla á cada encuentro, como un bellaco profesional de los que mezclan el amor y los golpes. Recordaba con tristeza sus violencias de Barcelona.

A lo cual respondió Merlín: -El Diablo, amigo Sancho, es un ignorante y un grandísimo bellaco: yo le envié en busca de vuestro amo, pero no con recado de Montesinos, sino mío, porque Montesinos se está en su cueva entendiendo, o, por mejor decir, esperando su desencanto, que aún le falta la cola por desollar.

No te sobresaltes respondió el Diablillo ; que no nos han conocido ni nos pueden ver, como te previne; que el que ha dicho la pobra que viene es aquel que entra agora, que trae una pierna de palo y una muleta en la mano y se viene quitando la montera, y entre ellos le llaman el Diablo Cojuelo por mal nombre, que es un bellaco, mal pobre, embustero y ladrón, y estoy harto cansado con él y con ellas porque le llaman así, que es una sátira que me han hecho con esto, y que yo he sentido mucho; pero esta noche pienso que me lo ha de pagar, aunque sea con la mano del gato , como dicen.

Usted es quien ha sacado a esa joven de aquella honesta casa, morada augusta de los buenos principios; usted quien la ha quitado de la protección y amparo de doña María, cuya santidad y nobleza engrandecen cuanto a su alcance se halla. ¿Con que es una gran bellaquería? repitió lord Gray burlonamente . Eso quiere decir que soy un gran bellaco.

Y, diciendo esto, se la puso en las manos a Sancho, el cual, empinándola, puesta a la boca, estuvo mirando las estrellas un cuarto de hora, y, en acabando de beber, dejó caer la cabeza a un lado, y, dando un gran suspiro, dijo: ¡Oh hideputa bellaco, y cómo es católico! ¿Veis ahí -dijo el del Bosque, en oyendo el hideputa de Sancho-, cómo habéis alabado este vino llamándole hideputa?

Apenas hubo dicho esto, cuando alzó la voz la hospitalera, que era una vieja, al parecer, de más de sesenta años, diciendo: "¡Bellaco, charlatán, embaidor, aquí no hay hechicera alguna!

Partía aquella mañana del mesón un arriero con cargas a la corte; llevaba un jumento, alquilómele, y salíme a aguardarle a la puerta fuera del lugar. Salió y espéteme en el dicho, y empecé mi jornada. Iba entre diciendo: "Allá quedarás, bellaco, deshonra buenos, jinete de gaznates."

Después supe que se había portado heroicamente en el combate, sin que por esto alcanzara las simpatías de sus compañeros, quienes, reputándole como el más bellaco de los hombres, no tuvieron para él una palabra de afecto o conmiseración, ni aun en el momento supremo en que toda falta se perdona, porque se supone al criminal dando cuenta de sus actos ante Dios.

¿Quiere el seor alguacil que le hurguemos las patas a esa señora mula? le replicaba una moza de la ciudad. Atrás os digo, y van dos. ¡Pus quite esos dedos! Mire la Antonia, que no estamos hoy de mercado. Los buhoneros aprovechaban para vender. Señora hermosa, por un real se lleva este rosario. Darete, a lo más, un cuarto. ¿Trasero o delantero? ¡Oste con el bellaco!