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Actualizado: 10 de junio de 2025


Andrés concluyó por desear un rompimiento; pero se dejaba arrastrar de la costumbre, sin fuerzas para tomar una resolución violenta, como sucede casi siempre en las relaciones añejas. Presentose al cabo lo que era inevitable. Su salud, siempre arrastrada y temblona, se resintió de modo alarmante.

Lanzó el anciano horrible carcajada y con temblona voz, como un lamento, "También yo un día dijo crucé el mundo llagado por terribles sufrimientos.... Pero hallé al fin la fuente deseada. Sigue esa senda continuó el buen viejo y al llegar de aquel monte, a lo más alto, verás cumplido, ¡oh, joven! tu deseo."

Sus palabras le enternecieron, le sonaron a una declaración; además, se acordó de su mujer y del mal trato que le daba; ello fue que dos lágrimas como puños, muy transparentes y tardas en resbalar, le saltaron de los hermosos ojos claros; se quedó muy pálido y daba diente con diente. Oh amico caro! dijo ella con dulcísima voz temblona ; come siete buono...

Y el último percance que en sus consultas matrimoniales le esperaba, fue con una hermana suya viejísima, en sus mocedades planchadora y hoy pensionada y socorrida de su hermano. La infeliz, que arrastrado, había con su difunto vida de perros, exclamó en cascajosa voz, alzando las secas manos y meneando la cabeza temblona: ¿Miranda? ¿Miranda?

Pero Nélida se lo arrebató, paseando sus labios frescos por la temblona cabecita del simio. Los esposos Kasper se conmovieron al saber que los dos animales eran regalo del doctor Ojeda. Miraron en torno para darle las gracias por sus atenciones con la niña, pero hacía rato que se había retirado a su camarote, deseando librarse cuanto antes de la sociedad de Nélida.

Oyó que don Álvaro se despedía con una voz temblona y muy humilde. ¿Irá usted al teatro? No, de fijo no contestó la Regenta, cerrando detrás de la puerta y entrando en el patio. A las ocho en punto, la berlina de la Marquesa venía arrancando chispas por las mal empedradas calles de la Encimada; llegaba a la Plaza Nueva y se detenía delante del caserón arrinconado.

Permanecieron detenidos mucho tiempo para dejar pasar al largo cortejo. ¡Mala pata! murmuró Gallardo con voz temblona de cólera . ¿A quién se le ocurre traer un entierro por el camino de la plaza?... ¡Mardita sea! ¡Cuando digo que hoy pasa argo! El Nacional sonrió, encogiéndose de hombros. Superstisiones y fanatismos... Dios u la Naturaleza no se ocupan de esas cosas.

Entró, y al volverse hacia el portal, para cerrar la puerta que dejaba atrás; vio que entraba en su casa un fantasma negro, largo; que paso a paso, por el portal adelante, se acercaba a él y que se le quitaba el sombrero que era de teja. ¡Mi señor don Víctor! dijo una voz melosa y temblona.

En honra y gloria del Sol, habria este mandado empalar á Zadig, y rezado luego el breviario de Zoroastro con mas devota compuncion. Bien, bien, dixo Drastanés, meneando la temblona cabeza: á Zadig se le ha de empalar, porque tiene ideas erróneas sobre los glifos; y al otro, porque ha hablado sin miramiento de los conejos.

Este se estremeció, sintiendo que se había enroscado á su cuerpo un anillo de temblona presión. Los actos de aquella desequilibrada habían acabado por excitar sus nervios. Creyó que un monstruo de la misma clase que los del estanque, pero mucho mayor, un pulpo gigantesco de los fondos oceánicos, se había deslizado traidoramente á sus espaldas, echándole de pronto uno de sus tentáculos.

Palabra del Dia

rigoleto

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