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Se notaba en sus palabras, en las imágenes con que pretendía expresar el entusiasmo por su propio cuerpo. El orgullo de su belleza era inmenso. ¿Qué valían las ambiciones perseguidas por los hombres, comparadas con la satisfacción de verse hermosa y deseada?

Poco a poco los esfuerzos de su imaginación encaminada hacia un mismo objeto, quizá también por la influencia del aguardiente, dieron a esta visión fantástica una apariencia de realidad; y el buen capitán, creyendo, en su embriaguez, que el mar era aquella riente pradera tan deseada, tuvo la loca idea de querer ir hacia ella. Y en efecto, poniéndose en pie avanzó hacia el líquido elemento.

Al quinto día, luego que la casa estuvo dispuesta, don Juan entregó a su representante una llave por si encontraba momento propicio de llevar a Cristeta o de hacer que se resolviese a ir; y envolviendo el ruego en promesas, le suplicó que apurara todos los medios imaginables para que su sobrina le concediese la deseada entrevista.

Además, parecía enferma... Era la compañera deseada para las monotonías del mar: una amistad femenil de todo reposo; y al separarse se dirían ¡adiós! llevándose cada uno el recuerdo melancólico de algo desinteresado y puro. Habían ido a apoyarse en la borda de babor, contemplando la luna.

»Aprovechando uno de aquellos momentos en que el estado de Cornelia dejaba entrever ciertas esperanzas de curación, le dieron la noticia, y como pensaron que su salud podía depender de esta unión tan deseada, se fijó el día y se convino en celebrar el enlace en una capilla inmediata a la casa. Debía ser ayer, a esta misma hora, y precisamente cuando ella cumplía los diez y siete años.

Aun con ser estos embolsos un estorbo más para llegar a la deseada liquidación social, Bou se guardó su dinero y se puso muy contento, considerando en lo más escondido de su mente, que bien podía aplazarse la tal liquidación, o exceptuar de ella, en el punto y hora en que se hiciera, el dinero de la gente honrada.

AUTOR. Yo entendía, sin embargo, que el objeto y fin de la filosofía era la bienaventuranza, y el término del progreso la perfección del hombre hasta llegar a la bienaventaranza deseada: a su ideal, en el sentido más lato.

En semejante duda, leyose la parábola del Hijo Pródigo, que no había perdido nunca de vista en su peregrinación, y observó que había omitido el festín final de reconciliación. No parecía ofrecérsele nada mejor a la deseada cualidad del ceremonioso sacramento entre él y su hijo; de manera, que un año después de la aparición de Carlos, se preparó a darle un banquete suntuoso.

A fuerza de oírlo repetir, Petra lo cree y espera con serena convicción la hora encantadora y deseada en que la renta de sus veinte mil pesos de dote, o sean seiscientos pesos, le atraerán algún millonario por marido. Los señores de Brenay desean el millón, como es de suponer, y Petra, hija respetuosa, comparte enteramente las opiniones de sus padres.

Y, como ya habréis, señores, oído decir que el Uchalí se salvó con toda su escuadra, vine yo a quedar cautivo en su poder, y solo fui el triste entre tantos alegres y el cautivo entre tantos libres; porque fueron quince mil cristianos los que aquel día alcanzaron la deseada libertad, que todos venían al remo en la turquesca armada.