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-Si yo tuviera dineros -dijo el paje-, preguntara al señor mono qué me ha de suceder en la peregrinación que llevo.

7 Porque la hacienda de ellos era grande, y no podían habitar juntos, ni la tierra de su peregrinación los podía sostener a causa de sus ganados. 8 Y Esaú habitó en el monte de Seir; Esaú es Edom. 9 Estos son los linajes de Esaú, padre de Edom, en el monte de Seir. 10 Estos son los nombres de los hijos de Esaú: Elifaz, hijo de Ada, mujer de Esaú; Reuel, hijo de Basemat, mujer de Esaú.

En unos cuantos años de fatigosa peregrinación por las carreteras de la provincia, comiendo mal, durmiendo al raso y sufriendo el tormento de pasar meses enteros lejos de la familia, á la que adoraba con el afecto reconcentrado de hombre rudo y silencioso, Batiste sólo experimentó pérdidas y vió su situación cada vez más comprometida.

El padre Almeida, si mal no me acuerdo dice entre otras cosas curiosas, y aun lo afianza, que la Providencia quiso poner en nosotros este deseo implacable, para que nos atestiguase eternamente que no hacemos en este mundo transitorio sino una corta peregrinación, y que la satisfacción de nuestros deseos no está en esta vida, sino en otra más perfecta y duradera.

Vizcaya entera pasó por aquí: peregrinación de señoras, peregrinación de criadas de servir, peregrinación de obreros; las anteiglesias en masa con sus párrocos al frente, y sermones al aire libre de religiosos de todas las órdenes, y de padres jesuítas: pero sermones buenos de veras, en vascuence: diciendo lo que significaba la coronación de la Virgen como Señora de Vizcaya.

Si el objeto exclusivo de estas páginas fuera pintar los azares y fatigas de un candidato en vísperas de su elección, yo siguiera paso a paso al de mi historia en su peregrinación por el distrito; pero como son varios los asuntos que abarcan estos capítulos mal pergeñados, me limitaré a decir, en compendio y para gobierno del inexperto lector, que por dondequiera que iban nuestros expedicionarios, hallaban con frecuencia el terreno electoral rebelde a su cultivo, y el más propicio no pasaba del aspecto dudoso que ofrecía el del Mayorazgo.

En semejante duda, leyose la parábola del Hijo Pródigo, que no había perdido nunca de vista en su peregrinación, y observó que había omitido el festín final de reconciliación. No parecía ofrecérsele nada mejor a la deseada cualidad del ceremonioso sacramento entre él y su hijo; de manera, que un año después de la aparición de Carlos, se preparó a darle un banquete suntuoso.

«Si se reflexiona, por otra parte, en la suerte que cabe al mayor número de jóvenes doctos á quienes la pasion por el estudio de la naturaleza arrastra á esos viages peligrosos; si se recuerda que en diez y ocho años corridos desde que la paz general ha vuelto á abrir los mares, sobre ocho viajeros naturalistas del Museo de historia natural que han emprendido largas espediciones, cinco, Godefroy, Havet, Plée, Duvaucel, y ha muy poco todavía, el infortunado Jacquemont, han perecido léjos de su patria; que Lalande y Leschenault sucumbieron al cabo de pocos años á las enfermedades contraidas en sus penosísimos y largos viages, y que por tanto el señor de Orbigny es acaso el único, entre los que han vuelto á Francia con sus colecciones, que tiene la posibilidad de hacer conocer por si mismo los resultados de sus investigaciones, se convendrá en que es muy justo esforzarse, cuanto sea posible, para hacerle gozar de la recompensa mas dulce que él debe esperar despues de tan larga peregrinacion; tal es la publicacion de materiales conseguidos á costa de tantos riesgos y fatigas; sobre todo, cuando una profunda y vasta instruccion de parte del viagero anuncia de antemano toda la utilidad que las ciencias habrán de sacar de tan importante trabajo

¡Si usted hubiese visto el acto de la coronación! continuó la voz de Goicochea con sordina. Aún me estremezco de entusiasmo recordándolo. Fué cosa de llorar. Catorce obispos asistieron y hubo quince días de peregrinación de Bilbao y los pueblos.

Tan amenos eran aquellos lugares que, embelesados Morsamor y los suyos, olvidaban casi el peligro que corrían. Continuaban, no obstante, su peregrinación, aunque a la aventura y sin saber a punto fijo en dónde podrían refugiarse para escapar o para defenderse de sus perseguidores. La selva parecía interminable y desierta. Los fugitivos no hallaron en ella criatura humana.