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Actualizado: 29 de mayo de 2025
Marchó, como en peregrinación, por la senda que aquella tarde precursora de su felicidad había seguido con Feli. Deteníase como un devoto a saborear en ciertos sitios el religioso goce del recuerdo. Aquí, había entregado su dinero a unas mendigas para que se emborrachasen celebrando su dicha; más allá, Feli le daba a chupar una naranja, con mohines graciosos.
Ahora, pues, apartándome un poco de la historia, referiré el viaje, las desgracias y la muerte de dos Apostólicos operarios, Joseph de Arce y Bartolomé de Blende, que después de una molestísima peregrinación por el río Paraguay, arribaron, con no menos envidia de los otros que gloria suya, al puerto seguro de la eterna bienaventuranza.
Frecuentemente, antes de emprender un largo viaje marítimo, los marinos suben en peregrinacion á la capilla para hacer ofrendas á la virgen milagrosa y pedirle proteccion. Otras veces un voto, hecho en los momentos solemnes del peligro, en las soledades del Océano, es lo que va á cumplir sobre la árida montaña ese sér indiferente a todo, connaturalizado con la tempestad, que se llama un marino.
Comienza, pues, la nueva vida con locuras y placeres de los sentidos; pero el hombre, que siente en su pecho más elevada vocación, se fastidia pronto y abandona el palacio. Asáltanle en su peregrinación el Tiempo, la Muerte y el Pecado; lo aprisionan y lo entregan á la Culpa, en cuyos lazos viven todos los hijos de la tierra. Cargado de cadenas, se lamenta el hombre en su prisión.
A la civilización de nuestros tiempos, tan propensa á aplicar sus reglas críticas y á desentenderse enteramente de la fantasía en su peregrinación por los áridos desiertos de la ciencia filológica, parecerá extraño, sin duda, explicar por las antiguas las modernas creencias, y la historia de los tiempos pasados con arreglo á las ideas nacionales españolas; pero el poco escrúpulo que se mostraba entonces en esta parte, sirve, al contrario, de sólida prueba para patentizarnos el vigor poético de aquel pueblo, tan espontáneo como verdadero, que no supo atormentar sus ideas y sentimientos con áridas abstracciones.
Venid conmigo, y los dos Esperemos este día. Los dos juntos prosiguen entonces su peregrinación, y llegan á un palacio soberbiamente iluminado, dentro del cual se oye plácida harmonía. En él reina la locura del mundo. Alegre muchedumbre rodea á los extranjeros cantando y bailando, y los invita á entrar en el palacio.
Delante de la actual entrada, que es la antigua de la Huerta del Monasterio, y por la que se regía el Emperador cuando salía á caballo, elévase un añoso y corpulento nogal, tenido en gran veneración histórica, y del que no hay viajero que no se lleve algunas hojas como recuerdo de su peregrinación á Yuste.
Es la vieja política que vuelve o más bien, que continúa a pesar del cambio de unos hombres por otros, y de las declamaciones prosopopéyicas de los palaciegos en el Capitolio: es decir, la política de Tartufo, que ya encontrara aquí Luz del Día en su peregrinación por América, cuando, cansada de vivir en Europa, hizo su viaje de incógnito por estas tierras según la sabrosa creación alberdiana.
Para conocer más concretamente la esencia de los autos de Lope, haremos el análisis de algunos. El elegido para este objeto lleva el título de La peregrinación del alma. El canto que le precede en loor de la Hostia y del Cáliz, y la loa, que no se relaciona directamente con lo que sigue, no entrarán en nuestro examen.
Resuenan entonces voces angustiosas detrás de la escena; Abraham se apresura á prestar auxilio al desdichado, que pide ayuda, y encuentra á Lucrecia desmayada, habiéndose extraviado en su peregrinación y precipitádose desde una peña.
Palabra del Dia
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