Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de junio de 2025
De un amante enternecido ruegos ¿qué no han ablandado? ternezas ¿qué no han vencido? suspiros ¿qué no han obrado? lágrimas ¿qué no han podido? Solo en mi triste se vieron ruegos que no enternecieron, ternezas que no importaron, suspiros que no ablandaron, lágrimas que no pudieron.
Confieso que, aunque iban mezcladas con risas, las calamidades del dicho hidalgo me enternecieron. Pregúntele cómo se llamaba y adonde iba y a qué. Dijo que todos los nombres de su padre: Don Toribio Rodríguez Vallejo Gómez de Ampuero y Jordán. No se vio jamás nombre tan campanudo, porque acababa en dan y empezaba en don, como son de badajo.
Al saber que el que llegaba con el maestro era el famoso Gallardo y reconocer su rostro, tantas veces admirado por ella en periódicos y cajas de cerillas, la extranjera perdió el color y sus ojos se enternecieron. ¡Oh, cher maître!... Le sonreía, se frotaba contra él, deseando caer en sus brazos con todo el peso de su voluminosa y flácida humanidad.
Confieso que, aunque iban mezcladas con risa, las calamidades del dicho hidalgo me enternecieron. Preguntéle cómo se llamaba y adónde iba y a qué. Dijo que todos los nombres de su padre: don Toribio Rodríguez Vallejo Gómez de Ampuero y Jordán. No se vio jamás nombre tan campanudo, porque acababa en dan y empezaba en don, como son de badajo.
Queria arremeter el can rabioso, Y en esto dos pelotas le tiraron; La popa nos volvieron sin reposo Las faunas, y espantados nos dejaron, Que con un dulce canto armonioso A priesa de nosotros se apartaron, Y á muchos el sentido enternecieron, Y en un punto de vista se perdieron.
Sus palabras le enternecieron, le sonaron a una declaración; además, se acordó de su mujer y del mal trato que le daba; ello fue que dos lágrimas como puños, muy transparentes y tardas en resbalar, le saltaron de los hermosos ojos claros; se quedó muy pálido y daba diente con diente. Oh amico caro! dijo ella con dulcísima voz temblona ; come siete buono...
Tuve que contar de nuevo la historia de Elena, que interesó y divirtió mucho al auditorio. Las mujeres se enternecieron por la enfermedad de la inocente y vieron en ella un castigo por la insensibilidad de Lacante. Los hombres decían: Es acaso un desenlace y una buena solución.
Palabra del Dia
Otros Mirando