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Actualizado: 28 de junio de 2025
Sentía en el lagar de sus heridas una fuerte picazón, una rigidez que ponía tirante su carne. Valls adivinó una curiosidad suplicante en los ojos de su amigo. No hables, no te fatigues... ¿Que cuánto tiempo estoy en Ibiza? Cerca de dos semanas. Leí en los papeles de Palma lo tuyo, y al momento me planté aquí. Tu amigo el chueta siempre será el mismo... ¡Los malos ratos que nos has hecho pasar!
Elena, cuyo corazón hacía temblar el presentimiento de una revelación suprema, tendió las manos en la obscuridad, haciendo un gesto suplicante; pero Marta había recuperado un poco de sangre fría y murmuró, mientras depositaba otro beso más en la frente de su hija: No, no, no ha llegado todavía el momento de la revelación. Cállate, luz de mis ojos, mi esperanza, mi felicidad, no me preguntes nada.
En vano quiso Montiño recobrarse; Luisa se había abalanzado á su cuello por una parte y por otra Inés, alentada por el ejemplo de su madrastra; veía por un lado los negros ojos de Luisa, que le miraban de una manera tentadora, y por otro la dulce é infantil cabeza de Inés que le miraba suplicante.
Se retiraba a su camarote: gustaba de acostarse temprano; esta noche había sido extraordinaria. Ojeda se ladeó como si intentase cortarla el paso, al mismo tiempo que su voz se hacía más suplicante. ¿Irse? ¿Dejarlo en la soledad de aquella fiesta, donde todo le era extraño y antipático?... Se sentía enfermo. Pero ella le atajó con su ironía helada. Debe ser el estómago.
Allí bajaré á tierra, veré á Jacobo y le plantearé las formidables preguntas que deben esclarecer por completo la oscuridad de que tan hábilmente han sido rodeados los pormenores del crimen. ¿Van ustedes á verle? exclamó la madre juntando las manos con ademán suplicante. ¡Oh! Llévenme con ustedes. No podemos. La presencia de usted á bordo sería una confesión de nuestros proyectos.
¡Calle usted! murmuró suplicante. Me da vergüenza oír hablar de aquellos tiempos. ¿Por qué? replicó Delaberge, extrañado de una tan extremosa castidad. En nuestra edad, señora, ya no hay peligro alguno... Y además, si cometimos en otros tiempos el error de ser demasiado jóvenes, fue aquello un pecado del que ya no queda hoy el menor rastro.
Muda, con una mirada tímida y suplicante, Gertrudis deja hacer; y cuando él siente entre sus manos ese pie suave y fresco, lo asalta un vértigo, lo invade un deseo ardiente y loco; se agacha y posa sobre él su frente ardiente. ¿Qué haces? exclama ella. El se incorpora... Sus miradas se cruzan llenas de embriaguez, y, lanzando un grito furioso, caen en brazos uno del otro.
A esta súplica del año 1275, que se conserva, sigue otra explicación escrita en nombre de Alfonso, que, según todas las probabilidades, proviene del trovador citado, y parece el plan á que había de ajustarse la resolución del rey, caso de acceder á lo propuesto por el suplicante.
Y se alejó, después de recomendar varias veces al médico, con tono suplicante, que no olvidase su asunto. Aresti, mientras despachaba el desayuno y vestía sus ropas de fiesta, colocadas sobre la cama por Catalina, pensaba en la extraña psicología de una gran parte de las gentes de las minas.
Concluida la relación de Marcial, se trabó de nuevo la disputa sobre si mi amo iría o no a la escuadra. «Iremos sólo a ver, mujer; nada más que a ver decía el héroe con mirada suplicante. Dejémonos de fiestas le contestaba su esposa . Buen par de esperpentos estáis los dos. La escuadra combinada dijo Marcial , se quedará en Cádiz, y ellos tratarán de forzar la entrada.
Palabra del Dia
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