Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 22 de mayo de 2025


Marta lanzó un grito de dolor. ¡Dios mío, se ha ido! ¿Se ha ido? ¡! ¿Muy lejos? Se perdió de vista. ¡Pues señor, la hemos hecho buena! Ricardo subió a la ventana, y siguiendo la dirección del dedo de la niña miró y remiró hasta sacarse los ojos, sin ver absolutamente nada que semejase de una legua a canario. Cuando volvió la vista a Marta observó que por sus mejillas rodaba una lágrima.

Nunca lo estuve, Ricardo. ¿Y aquel lloriqueo?... No yo misma lo que ha sido... Hace algunos días que no me encuentro bien... y sin saber por qué se me sueltan las lágrimas... Pues lo celebro en el alma, preciosa. No puedes figurarte lo que sentía haberte disgustado. ¡Bah!... ¡Y con qué sentimiento llorabas!... Creí que te pasaba algo grave de veras... ¿Has tenido algún disgusto hoy?

Ricardo se levantó, aproximose a Marta y sacudiéndola fuertemente, exclamó: ¡Chiquita, qué remonísima eres!... No me admira que Manolito... Ya me entiendes... ¡Vaya un modo de empezar a ser formal! Lo seré con el tiempo; no te apures. Bien, pues ahora déjame concluir para llevar el caldo a mamá. ¿Sabes que he recorrido toda la casa y no he hallado a nadie?

¿De qué, don Melchor?... Usted ahora sabe cansarse de nada... He andado tanto estos días... y he dormido poco en las últimas noches. ¡Tu receta, Melchor, acuérdate! intercedió Ricardo, contra el cansancio, el ejercicio. , don Melchor, vamos; puede que hallemos algún animal que valga, porque a veces en tropas así sabe venir, «un repente», algún mestizo de sangre.

Aunque lo sea... para , Ricardo va tras la «Pampita» por un movimiento de despecho y nada más.

¡Yo... me... duermo! agregó Lorenzo. Pues aprovechen... ¡nada!... Recostarse y dormir, que quien duerme come. ¿Y ? Yo no tengo sueño... voy a leer los diarios. Lorenzo y Ricardo se dispusieron a dormir un rato, acomodándose lo mejor posible en los asientos, no muy amplios, mientras Melchor sacaba los diarios que había puesto en la percha y se ubicaba en un asiento inmediato.

Debe emanciparse usted de esa tutela, ó no hará el camino que le corresponde hacer por mismo, sin necesidad de tutores. Ricardo había defendido la persona de su asociado desde las primeras insinuaciones; pero acabó por acoger, pensativo y ceñudo, sin una palabra de protesta, el último consejo de Elena.

¿Qué hará?... irá para tres años... ¿no, don Melchor? Por ahí, Baldomero; yo no me acuerdo bien. Pero él se acuerda bien moduló Ricardo como hablando consigo mismo; él se acuerda... ¡pobre hombre!... se ve que sufre una pena sin consuelo...

La marquesa acogió esta vaga aceptación con un regocijo infantil. ¡Qué felicidad! Me visitará usted todos los días, me acompañará en mis paseos á caballo, y ya no me veré seguida por esos suspirantes pegajosos que me molestan continuamente. Mostróse sorprendido Ricardo por la alegría de la Torrebianca.

Lo que hemos perdido, en parte, nosotros replicó Lorenzo; y estoy maravillado... estoy absorto, viendo esto y pensando que hace cuarenta años, no más, que los indios salvajes llegaban hasta aquí. ¿Aquí?... ¿al Bragado?... preguntó Ricardo.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando