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Actualizado: 22 de junio de 2025


Al cabo de tres dias, receloso De que la gente está fortalecida, Levó ferro con furia deseoso De hallar pillar en su corrida. Por el parage pasa, presuroso, De Lima, la cosa conocida, El Conde del Villar á Pedro Arana Trás èl envia con gente muy lozana. El enemigo yendo navegando, Y tomando un navio en el camino, Aquello que le agrada mas robando, Al piloto llevarle le convino.

Los mismos; MÁXIMO por el foro, presuroso, con planos y papeles. MÁXIMO. ¿Estorbo? EVARISTA. No, hijo. Pasa. MÁXIMO. Dos minutos, tía. DON URBANO. ¿Vienes de Fomento? MÁXIMO. Vengo de conferenciar con los bilbaínos. Hoy es para un día de prueba. Trabajo excesivo, diligencias mil, y por añadidura la casa revuelta. EVARISTA. ¿Pero qué te pasa?

Se me figura un dulce sueño. Pero ¿por qué no dices nada? Pareces inquieta; tu corazón late presuroso. Di, querida mía, ¿qué tienes? ELSA. Nada. Pero el sol de hoy era tan triste... ENRIQUE. Ya se ha puesto. ELSA. , se ha puesto; no está ya en el cielo, y estás aquí, junto a . Pero no, no eres ; es tu espectro de los labios ardientes y la mirada luminosa. ELSA. ¡Es el duque que llega!

Amanecía: el sol, como amante presuroso, arrancaba a la tierra su túnica de nieblas, y de entre las sombras rasgadas por el claror del día iban surgiendo las formas de las cosas.

PANTOJA. No, no: yo iré... No me fío de nadie... Quiero vigilar todos los patios, todos los pasadizos y rincones del edificio. DOROTEA. ¿Qué?... Nada, señor... Es aprensión. PANTOJA. Creí sentir rumor de voces... golpes en alguna puerta lejana. DOROTEA. ¿Hacia qué parte? PANTOJA. Hacia la Enfermería. ¡Oh, no tengo tranquilidad! Se va presuroso, muy inquieto, por el foro derecha.

Acercóse entonces a la salida de un corredor que daba a la cocina y gritó muy impaciente: ¡Germán!... ¡Basilio!... ¿No hay nadie?... Acudió Germán muy presuroso y extrañado de encontrar a la señora condesa por aquellos andurriales. La llave de aquí dijo ella. Germán se encogió de hombros. ¿Quién iba a saber dónde estaba aquella llave?

Acudió, pues, Villamelón presuroso, como siempre, a la menor indicación de Currita, envuelto en su fresca bata escocesa, que apenas le pasaba de la cintura; venía con él uno de esos magníficos perrazos de Kamschatka, de un blanco amarillento, que arrastran en su país pesados trineos, y había sido el paje continuo de Currita en una larga temporada en que le pareció muy espiritual hacer grandes excursiones a caballo.

Al subir al carruaje ambas damas, apareció el tío Frasquito presuroso, muy lozano, pulcro y resplandeciente, haciéndolas señas de que le aguardasen. Subió con ellas al coche, sacó del bolsillo una curiosa cajita de cartón y púsola sobre sus rodillas.

Su ser estaba suspenso entre el regocijo y el temor, esperando la palabra o el gesto que expresaría para ella todo el bien o el mal que la vida podía reservarle. En ese momento un lacayo penetró presuroso en la cuadra anunciando que don Alonso Blázquez subía las escaleras.

Sonriose imperceptiblemente el vizconde, mirando a Felipe, quien con ojos azorados y con el sombrero en la mano, permanecía clavado en su sitio como pidiendo el socorro de un alma caritativa. Por fortuna entró en esto la condesa, y Felipe, sintiéndose salvado, acercose presuroso a ofrecerle sus respetos.

Palabra del Dia

rigoleto

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