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Actualizado: 25 de mayo de 2025


A que él satisfizo, diciendo: «El Señor, que ayer me diste, me ha librado y esta noche arrojé fuera todo el malValiéndose de este caso, exhortó el Misionero á aquellos nuevos cristianos á perseverar en el bien comenzado y á amar á Dios, que con tal milagro manifestaba cuánto le agradaban sus fervores.

Aunque Fabrice no abría jamás las que recibía su mujer, no era verosímil que el marqués escribiera a Beatriz sin tomar excepcionales precauciones, y fue así que al cabo de algunos días llamó la atención de Calvat el gran número de las que llegaban en esta forma: «Señora Jacques Fabrice; para entregar a la señora vizcondesa de Aymaret»; y estimularon tanto más sus sospechas, cuanto que la letra parecía evidentemente contrahecha: decidióse a abrir una, y encontróse con que, efectivamente, era toda del puño de Pierrepont: he aquí su contenido: «Querida Beatriz, , esta existencia de engaños y traiciones es indigna de nosotros y me complace que opines sobre este punto como yo... En tanto que esta situación se prolongue, nuestra dicha no será más que una vana ilusión, nuestro amor no será otra cosa que un continuo sufrimiento... ¿Y no hemos ya sufrido demasiado?... Cree firmemente que soy tan incapaz como de buscar frases hipócritas para engañar mi propia conciencia... Somos culpables, lo , pero, ¿qué crimen de amor pudo encontrar mayores excusas?... ¿Se cruzaron jamás entre dos corazones honrados y sinceros parecidas fatalidades?... , somos delincuentes, pero somos también al propio tiempo víctimas de la contraria suerte... Sería realmente vergonzoso y criminal perseverar en esta vía de abominable duplicidad... ¡Huyamos, pues!... ¡Te lo ruego, alma mía, dígnate consentir!... Confía en ... he tomado todas las medidas... Todo cuanto un hombre puede hacer, otro tanto haré yo para que tu destierro sea un destierro de encantos... ¡Te adoro!

Es, por el contrario, una manifestación social; es una fórmula de una manera de ser de un pueblo. ¿Para qué os obstináis en combatirlo, pues, si es fatal, forzoso, natural y lógico? ¡Dios mío! ¡Para qué lo combatís!... ¿Acaso porque la empresa es ardua, es por eso absurda? ¿Acaso porque el mal principio triunfa se le ha de abandonar resignadamente el terreno? ¿Acaso la civilización y la libertad son débiles hoy en el mundo porque la Italia gima bajo el peso de todos los despotismos, porque la Polonia ande errante sobre la tierra mendigando un poco de pan y un poco de libertad? ¡Por qué lo combatís!... ¿Acaso no estamos vivos los que después de tantos desastres sobrevivimos aún; o hemos perdido nuestra conciencia de lo justo y del porvenir de la patria, porque hemos perdido algunas batallas?, ¡Qué!, ¿se quedan también las ideas entre los despojos de los combates? ¿Somos dueños de hacer otra cosa que lo que hacemos, ni más ni menos como Rosas no puede dejar de ser lo que es? ¿No hay nada de providencial en estas luchas de los pueblos? ¿Concedióse jamás el triunfo a quien no sabe perseverar?

Pero, por parecerme que alguno no puede perseverar en el intento amoroso luengo tiempo, si no es sustentado de alguna esperanza, quiero atribuirme a la culpa de tu impertinencia, pues, sin duda, algún descuido mío ha sustentado tanto tiempo tu cuidado; y así, quiero castigarme y darme la pena que tu culpa merece.

¡Bien, por Dios! -dijo Sancho-. No diga más vuestra merced, señor y amo mío, en su abono, porque no hay más que decir, ni más que pensar, ni más que perseverar en el mundo. Y más, que, negando este señor, como ha negado, que no ha habido en el mundo, ni los hay, caballeros andantes, ¿qué mucho que no sepa ninguna de las cosas que ha dicho?

Quedaron atónitos los circunstantes de que con tan leve remedio se hubiese librado de aquella penosa enfermedad; mas cuando oyeron lo que por orden de Dios les refirió, fué increíble la conmoción, las lágrimas y el fruto; ni se quedó aquí solo, sino que en donde quiera que llegó la voz de este suceso se vieron los mismos efectos; y quien era bueno se alentó á perseverar, y quien malo, con la memoria de aquellos suplicios, corrigió el humor pecante que en él predominaba.

Durante la primera escala en Honolulu tuvo la esperanza, sin saber por qué, de recibir un cablegrama de Margaret animándole á perseverar en su resolución. Pero no recibió nada. Luego vino la interminable travesía hasta Nueva Zelandia, siguiendo la curva de más de una mitad del globo terráqueo, á través de los numerosos archipiélagos esparcidos en el Pacífico.

Y el abogado defensor, es decir, Jacintito, impugnó la sentencia, declarándola improcedente, porque no había motivo para dictarla, e inicua, porque era la sanción de odios que los años debían haber apagado. En cuanto a la amistad del primo, demostró el propósito de perseverar en ella... porque no le quitaba a él ningún pedazo, ni le haría perder casamiento, como aseguraba su madre.

Con tradiciones guerreras, con un pueblo habituado a la lucha constante, para el que los combates, como para los viejos germanos, tienen atractivos irresistibles, sosteniendo causas consagradas por un derecho palmario, hemos sabido acallar los enérgicos ímpetus del patriotismo entusiasta, para encerrarnos y perseverar en una política correcta y prudente que al fin, honorablemente, nos ha dada la más grande de las victorias que puede alcanzar un pueblo americano: la paz.

-Pues no tengas pena, amigo -respondió don Quijote-, que yo te sacaré de las manos de los caldeos, cuanto más de las de la Hermandad. Pero dime, por tu vida: ¿has visto más valeroso caballero que yo en todo lo descubierto de la tierra? ¿Has leído en historias otro que tenga ni haya tenido más brío en acometer, más aliento en el perseverar, más destreza en el herir, ni más maña en el derribar?

Palabra del Dia

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