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Así es que yo siempre digo, el señor Haz-tu-gusto es el mejor marido y el solo a que deseo obedecer. Yo que no es agradable cuando se ha estado acostumbrado a vivir holgadamente y a cuidar los barriles de cerveza, así como otras cosas parecidas, el ir a meter las narices en casa ajena o sentarse sola a la mesa, delante de un cogote de carnero o de un jarrete de buey.

Positivamente yo no quién es este señor, pero me guardo muy bien de decirlo así, porque temo entristecerlo. Tengo una idea le contesto . Su cara de usted no me es desconocida... Fíjese usted bien... Me fijo bien. ¿No ha visto usted nunca caras parecidas a la mía?

Otras noches había oído anécdotas parecidas y se había reído; pero aquella noche se ponía de todos colores deseando que a su condenado amigo se le secara la boca. «¡Qué desvergüenza contar aquellas marranadas delante de personas... de personas decentes, señor!». Estaba Rubín tan desconcertado como si las dos mujeres allí presentes fuesen remilgadas damas o alumnas de un colegio monjil; pero su timidez le impedía mandar callar a Olmedo.

Pues en el océano Pacífico hay muchas parecidas, perfectamente circulares; pero no todas tienen un canal o paso al interior como ésta. ¿Y tienen también su pequeño lago en medio? También, Cornelio. Son verdaderos anillos de rocas. De rocas, no, de coral; pues las islas de esta forma especial son obra de pólipos.

Estas noticias, por las cuales se viene en conocimiento de lo que era una parte de la población de Sevilla entonces, son en extremo curiosas y dignas de ser recordadas, máxime cuando el mayor número de los alumbrados pertenecían al sexo bello y eran, además, jóvenes y bien parecidas.

El punto negro aumenta poco á poco; ahora se presenta ya como una nube indecisa, contrastando por su color negro con la superficie inmensa del desierto de un color rojo deslumbrador; luego la nube se extiende y se levanta sobre la llanura: es un bosque, sobre el cual empiezan á distinguirse las redondas cimas de las palmeras, parecidas á bandadas de gigantescos pájaros.

Dos monjas jóvenes y no mal parecidas, que al lado de la otra estaban con la cabeza alzada hacia nosotros, sonrieron cortésmente. Lo de siempre, dos deditos contestó una de ojos negros y vivos, con acento andaluz cerrado y mostrando una fila primorosa de dientes. ¡Qué poco! ¡Anda! ¿Quiere usted que criemos boquerones en el estómago, como la madre? ¡Boquerones! Boquerones gaditanos.

Aparecieron impresas por primera vez en el tomo VIII de El Parnaso español. Tales son dos tragedias, tituladas Dido y La destrucción de Constantinopla, de Gabriel Lasso de la Vega, impresas en su Romancero: Alcalá, 1587. Las tragedias de Gabriel Lasso de la Vega, que yo he leído después, son, sin duda, muy parecidas á las de Virués.

Así, pues, señores, ¿os conviene mi plan? ¡, ! ¡Entonces, señores, adelante! En vez de lindos rostros, no se ven sino uñas agudas, prontas a caer sobre la cara y los cabellos. Se oyen voces femeninas, parecidas al silbo de la serpiente. Los romanos operan con arreglo al plan concebido; es decir, ocultándose uno tras otro.

Desde hace ya muchos años las ramas pequeñas han sido atadas en haces y el tronco serrado en tablas pero se ven surgir del fondo del arroyo los trozos de antiguas raíces parecidas á una hilera de estacas plantadas.