Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 3 de mayo de 2025
Vaya respondió el cura, usted exagera las cosas... ¿No soy yo una vencida?... Sin embargo replicó el cura mientras la abuela se enjugaba una lágrima, no hay que ver las cosas tan negras... Podría usted ganar una enfermedad del estómago añadió intentando una broma. Tengo ya tan malo el corazón... murmuré apoyando la cabeza en el respaldo de la butaca. Siento rencor por la sociedad entera.
No supe como disculparme; murmuré torpes excusas, alabé una pieza que no había yo escuchado, y me levanté para despedirme. Habló don Carlos de Villaverde, del día de la Cruz, del paseo en la Alameda y en la colina del Escobillar, y de la fiesta del Cinco de Mayo.
¿No será drama? murmuré entre dientes, contemplando la cara de Enrique, que, incapaz de ver, de oír y de responder, dejose colocar por mí en el otro coche al lado de su tío. No pensó siquiera en darme las gracias ni en decirme «adiós». ¡Pobre hombre! Esto le matará dije para mí. Pocas horas después salí yo también para los Pirineos.
Qué alma de artista murmuré in petto; y después, armándome de valor, me atreví a hablarles de mis estudios sobre las solteronas. Francisca aprovechó la ocasión para lanzar gritos de horror, que Petra imitó a la sordina. Envalentonada por la mirada de aprobación de Genoveva, conté mis descubrimientos sobre el origen de las solteronas y les dije que en los pueblos polígamos no las había.
Todo es aquí pedruscos y tierra sin vegetación, teñida por el óxido de hierro.... Sin duda estoy en las minas... pero ni alma viviente, ni chimeneas humeantes, ni ruido, ni un tren que murmure a lo lejos, ni siquiera un perro que ladre.... ¿Qué haré?, hay por aquí una vereda que vuelve a subir. ¿Seguirela? ¿Desandaré lo andado?... ¡Retroceder! ¡Qué absurdo!
ELOY. Yo dormía y soñaba que acababa de ser nombrado presidente de la Comisión de Presupuestos, cuando unos golpes retumbaron en la puerta; recuerdo que, medio dormido, murmuré: «¡Levántate, Julia...! ¡Es el correo!» Julia es mi mujer. Los golpes se hicieron más recios; mi compañera fué a abrir con una precipitación que me asombró.
¿Y no te da vergüenza? ¿Pero qué diablos te pasa? ¿Qué tienes contra mí? No me contestó, encogiéndose de hombros. ¡Anda al demonio! murmuré. Pero un momento después, al separarme, sentí su mirada cruel y desconfiada fija en la mía. ¿Me juras por lo que más quieras, por lo que quieras más, que no sabes lo que pienso? No le respondí secamente. ¡No mientes, no estás mintiendo? No miento.
¡Oh, cállate, Rodolfo! ¡Cállate! y posó sus labios sobre los míos. Si yo no volviese murmuré, tendrías que ocupar mi puesto, porque entonces tú serías la única representante de nuestra casa. Tu deber entonces sería reinar, no llorarme. Irguióse con toda la majestad de una Reina y exclamó: ¡Sí, lo haría! ¡Ceñiría la corona y representaría mi papel! Pero ¡ah! mi corazón moriría contigo...
¿Qué hay? murmuré con voz desfallecida. Gloria está ya en su casa. Creí que me caía. Tardé algunos segundos en contestar. ¿Cómo? ¿En su casa? ¿Desde cuándo? En aquel instante, Joaquinita, ¡maldita sea su estampa!, se llegó a nosotros con sonrisa picante. Pero ¿qué tapujos traen ustedes? ¿Contra quién se conspira? Yo no pude reprimirme un gesto de impaciencia.
Hablemos un poco... Pero él no me ama a mí murmuré tristemente. ¡Déjame hablar, qué diablo! Si lo amas, sabrás sin pena que su matrimonio se ha roto. ¿Completamente? Completamente. La misma Luciana le ha confesado la historia y lo ha dispensado de sus juramentos. ¿Y él ha consentido? Sin resistencia, y debe estimarse muy dichoso.
Palabra del Dia
Otros Mirando