Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 4 de julio de 2025


Materne, desde lo alto de la roca, estuvo escuchando un momento; después, alegremente, dijo: ¡Se han marchado!... Pues bien...; vamos a ver. , Frantz, quédate aquí... por si volviera alguno... A pesar de la advertencia, los tres bajaron adonde se hallaba el caballo. Materne cogió acto continuo la brida, diciendo: ¡Bien, amigo mío!; ahora te enseñaremos a hablar francés. ¡Vámonos! dijo Kasper.

Después de estos momentos de exaltación, el doctor caía desmayado en el muro de la torre, murmurando: ¡Pan!... ¡Oh! ¡Nada más que un pedazo de pan! Los hijos de Materne, agazapados en la maleza, con la carabina al hombro, parecían esperar el paso de una caza que no llegaba. La idea de un acecho sin fin sostenía sus expirantes fuerzas.

A este primero, siguió casi al mismo tiempo un segundo cañonazo, que cubrió a los defensores de hielo pulverizado, con un zumbido terrible. Materne, al oírlo, no pudo menos de bajar la cabeza; pero en seguida se puso derecho, exclamando: ¡Venguémonos, hijos míos!... ¡Aquí están!... ¡Vamos a vencer o a morir!

Y cuando hubo desaparecido en el bosque, y el silencio sucedió, de repente, a aquel discorde ruido, Catalina se volvió y vio a Hullin detrás de ella, pálido como un muerto. Pues bien, Catalina dijo éste ; todo ha terminado. Ahora vamos a subir allá arriba. Frantz, Kasper y los de la escolta, Marcos Divès, Materne, todos esperaban en la cocina con las armas en descanso.

Cuando Dubreuil hubo acabado, se dirigió a su asiento, mientras decía: ¡Ya lo ven ustedes! ¿Y cómo tiene usted esto? preguntó Kasper. Ese cartel, hijo mío, está puesto en todas las esquinas. ¡Pues bien, no nos parece mal! dijo Materne asiendo el brazo de Frantz, que se levantaba echando chispas por los ojos . ¿Quieres fuego, Frantz? Aquí tienes mi eslabón.

Materne empujó la puerta, y viendo a las mujeres más muertas que vivas, pálidas y desmelenadas, gritó golpeando el suelo con el palo: ¡Vaya! ¡Vaya con la madre! ¿Pero usted se ha vuelto loca? ¡Vamos, usted, que debía dar ejemplo a sus hijas, es la primera en acobardarse! ¡Es vergonzoso! Volviose en tal ocasión la anciana y contestó con voz lastimera: ¡Ay, amigo Materne! ¡Si usted supiera!...

No, no merece la pena; no duraré más de una hora; ya habrá ocasión de que me lleven. Materne, sin responder, hizo una seña a Kasper para que cruzara la carabina a modo de angarilla con la suya, y a Frantz le indicó que colocara encima al leñador, a pesar de sus lamentos, lo cual quedó hecho en un instante, y de este modo llegaron juntos a la casa.

Hace veinte años que oigo hablar de los rusos, de los austriacos y de los cosacos decía sonriendo el anciano Materne , y no me disgustaría ver algunos en la punta de mi fusil; eso siempre alegra el ánimo. respondió Labarbe ; vamos a ver tipos curiosos; los niños de la sierra podrán contar anécdotas de sus padres y de sus abuelos.

Apenas habían comenzado a bajar por la pendiente cuando, a unos treinta pasos más abajo de donde se encontraban, vieron aparecer a Materne, que trepaba por las ruinas casi ahogándose, agarrándose a la maleza para marchar más de prisa. ¡Qué! le gritó Juan Claudio ; ¿qué pasa, amigo mío?

Hullin colocó a Catalina en el trineo sobre un montón de paja, y Luisa se sentó a su lado. ¡Vamos, ya están ustedes aquí! exclamó el doctor ; gracias a Dios. Y Frantz Materne agregó: Si no fuera por usted, señora Lefèvre, crea que ni uno solo abandonaría esta noche el monte; pero por usted no hay nada que decir. No gritaron los demás ; nada tenemos que decir.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando