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Actualizado: 22 de mayo de 2025


Mucho cuidado con Magdalena me decía en medio de una angustia en la cual se destacaban perspicacias que me atormentaban. Después, enjugaba sus mejillas con rabia, y me culpaba de aquel exceso de invencible debilidad contra la cual se rebelaban los vigorosos instintos de su naturaleza. También tiene usted la culpa de que yo llore. Vea qué sereno está Oliverio.

Sin asomo de ironía, con voz viril aunque trémula, don Mariano trató de consolar a la que hubo de ser su cuñada... ¡Los papeles se invertían!... No llore Laura... le rogó. Yo le agradezco su amistad y su benevolencia... No me olvidaré en la vida de lo que acaba de decirme... ¡Es usted muy buena!... Y para demostrar mejor su agradecimiento, tomole la mano y se la besó respetuosamente.

La noche en que me irritaste con la furia de tus deseos, y yo me defendí estúpidamente, como si fueses un extraño, concentrando en tu persona el odio que me inspiran todos los hombres, esa noche lloré al verme sola en mi cama. Lloré pensando en que te había perdido para siempre, y al mismo tiempo me sentí satisfecha, porque así te librabas de mi influencia... Luego llegó Von Kramer.

¡Ah!... ¡qué bello es el dolor de una hija! dijo el bebedor de aire soltando resueltamente la pluma , ¡cuán meritorio a los ojos de Aquel que todo lo ve, que todo lo pesa, que da a cada uno lo suyo!... Llore usted, llore usted; no seré yo quien trate de combatir su pena con consuelos triviales.

Hay una edad en que el dolor se disuelve en las lágrimas como la sal en el agua; después, aunque se llore, también se sufre, y al fin ya no se llora, pero se sigue padeciendo.

Celebró el suceso, pasando indiferente sobre tu nombre. no existías ya para ella: no podía utilizarte... Yo lloré por ti, por tu hijo, al que no conocía, y también por , pensando en mi culpabilidad. Desde aquel día soy otra mujer... Luego vinimos á Barcelona, y he pasado meses y meses esperando este momento. La antigua pasión se reflejó en sus ojos.

Bien lloré mi apartamiento, Que bien echaba de ver Que palabras de mujer Tienen la firma de viento. Bellas flores y jazmines, Que hurtábades por favor A su aliento vuestro olor En estos frescos jardines, ¡Mirad a qué tristes fines Han venido mis vitorias! ¡Mirad cuáles son las glorias, Y los tormentos qué tales! Pues no me mataron males, Y me han de matar memorias. Sale MANILORO, criado.

, Angelina con sus trajes humildes y sencillos era tan elegante como Gabriela.... ¿La riqueza? ¡No; la riqueza no puede dar felicidad a los corazones!... Tía Carmen me había dicho que la señorita Fernández era rica... , pero también me decía: «no seas causa de que una mujer llore un desengaño».

Si vuelve usted para entonces, me encontrará y nos veremos por última vez, porque después irremisiblemente levanto el vuelo, aunque llore y rabie la pobre tía... Por ahora estoy bien aquí. ¡Qué cansada me encuentro! Esto es una cama después de un largo viaje. Sólo un gran suceso me obligaría a saltar. Se vieron aún muchas tardes en el jardín, saturado de olor de las naranjas maduras.

Está usted en la mejor edad para casarse, es rico, ha corrido el mundo, tiene la experiencia de él, está huérfano y solo y a centenares de leguas del único deudo cercano que le queda, y tan sobrado de caudales como usted. ¿Para qué demonios quiere el suyo y la larga vida que tiene por delante, sino para reconstruir la familia que ha perdido y dejar en la tierra, cuando la abandone para siempre, alguien que le cierre los ojos con cariño y le llore de todo corazón?

Palabra del Dia

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