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Pero, en fin, que hiciera de sus bienes lo que se le antojara, poco me importa; sólo que no tenía necesidad de echarnos a su hija en los brazos. Pero... ya está muerta observó el señor Hellinger. , ya está muerta replicó su esposa juntando las manos.

Así que salimos á la plaza de la Concordia, divisamos, entre el juego de muchas luces particulares, un surco contínuo de fuego, tirado á cordel; á medida que el coche avanzaba, veiamos escaparse, como apariciones fugitivas, la rica y espaciosa calle de Castiglioni, divisando como un relámpago la enorme columna de Vendome; la plaza y la fachada del palacio Real, iluminadas perfectamente, el anchuroso bulevar de Sebastopol, con sus dos hileras de faroles que se van juntando á medida que la mirada se prolonga, hasta que se pierden en un montecillo de luces trémulas, á una distancia que parece de ocho ó diez millas; el gigantesco torreon negro, con su jardin alrededor, como una azucena sembrada al pié de una roca deforme; el palacio de la Ciudad y su plaza, alumbrada por grandes faroles, la caserna de Napoleon, hasta llegar á la Bastilla, plaza extensa, menos brillante que la de Vendome ó la de las Victorias; pero no menos interesante como teatro histórico.

¡Alabado sea Dios! murmuró ella con un profundo suspiro, juntando las manos. Pero ven, Marta dije llevándola a la mesa. Vamos a festejar la Navidad.

Se lo pido en nombre de su hijo, en nombre de Carlos, que nos espera, que nos escucha tal vez. ¡Dios mío! exclamó Juanita juntando las manos; ¡por qué no está él aquí para cerrar mis párpados, para recoger mi último suspiro! Y, arrebatada por su amor y por la intensa amargura que sentía, dirigíale la más tierna despedida, hasta el punto de que Isabel y Fernando prorrumpieron en amargo llanto.

Pero si lo expuesto hasta aquí no es una desnuda hipótesis, sino una verdad, justificada por el conocimiento exacto de las obras de Calderón y de la literatura española anterior, nuestro poeta puede compararse á un arquitecto, que edifica con materiales propios, en la generalidad de los casos, sobre un cimiento ya labrado, pero sin despreciar por esto los que le ofrecen otros, perfeccionándolos en sus detalles, y juntando y fundiendo en un todo lo suelto y lo aislado.

Mira, Lucía dijo la directora juntando en sus manos las de las los niñas y hablando como si no estuviese Sol con ellas, quien se sentía las mejillas ardientes, y el pecho apretado con lo que la maestra iba diciendo, tanto, que por un instante vio el cielo todo negro, y como que desde su casita la estaba llamando doña Andrea . Mira, Lucía, sabes cómo entra en la vida Sol del Valle, como lo sabe todo el mundo.

Y se acercó a la cama juntando las manos, e inclinándose hacia ella, posó un ligero beso en su frente color de cera. «A también me ha besado así» gritaba una voz en . Después se sentó al pie de la cama, tan cerca de mi silla, que su brazo, que apoyaba en la mesa, tocaba casi mi hombro. Tenía los ojos fijos en ella, en la inmovilidad sombría de la desesperación.

Lo que voy á deciros, debéis olvidarlo; debéis olvidar que os habla el inquisidor general. ¡Dios mío! exclamó la joven poniéndose de pie, pálida y aterrada. Nada temáis; el inquisidor general, tratándose de vos, y por ahora, ni ve, ni oye, ni siente; más claro: en estos momentos no soy para vos más que el hermano adoptivo de vuestra madre. ¡Dios mío! repitió Dorotea juntando las manos.

En tanto que esto pasa, presuroso, Juntando en Ipaneme mucha gente, Andaba Guayracá muy valeroso, Astuto, sábio, artero y muy valiente. En un espeso bosque, deseoso De librar del cristiano bien su gente, Compuso una terrible palizada, De aguas y comidas abastada.

Los nobles maestres en l'Andalusia Fagan su llanto mui fuerte sobejo, E digan: amigos, saved que el espejo De toda Castilla que bien relucia, E tantas mercedes á todos facia, Vos es fallescido é tomen consejo, Juntando comunes de cada concejo; E llore con ellos la grand cleresía.