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Actualizado: 16 de junio de 2025
Encargadle que los alguaciles sean bravos por si Quevedo arrastra de espadas. Es decir, que le prendan muerto ó vivo. ¿Quién ha dicho eso? exclamó la condesa con impaciencia y cólera que le prendan vivo y sin tocarle con las espadas: seis hombres bien pueden apoderarse de uno solo, por valiente que sea, sin herirle. ¡Ah! muy bien, señora.
Inmóvil y con ojos de malicia diabólica, esperaba a que el espada se acercase, sin dejarse engañar por el trapo rojo, tirándole siempre al cuerpo. Los estoques iban por el aire, sin lograr herirle, despedidos por los cabezazos.
Otro soñaba con una pistola browning. ¿Quién le daría una browning? Sólo disponía de un revólver de ordenanza, arma insegura que le falló dos veces en el asalto de una trinchera, impidiéndole matar al enemigo que acababa de herirle. Con Martínez podía expansionarse el coronel, dando suelta á sus profecías favorables para los aliados.
Contentóse al fin con mandar al Polión a la perrera, y saludar al magnate con un poco de frialdad. La antipatía, sofocada un instante, volvió a despertar con más fuerza. La amistad, las atenciones del Duque con su esposa, comenzaron, no ya a chocarle como antes, sino a herirle. No se le pasaba por la imaginación que tuviesen más carácter que el de finezas o galanterías usadas en la alta sociedad.
Por su amor engrandecido, por él á todo resuelto, olvidado de su madre, viendo en su amor su universo, Ataide al leon se arroja, desnudo el tajante acero, revuelto rápidamente, el caftan al brazo izquierdo; y resuena un grito herido, un grito de horror supremo: ella no ve más que un grupo en que se agitan revueltos, confundidos, hombre y fiera: Ataide en círculo estrecho se ciñe al leon, le evita, al burlar su furor ciego larga herida le produce, y rápido revolviendo, vuelve á burlarle y á herirle y redobla su ardimiento, siempre el caftan por escudo y por ofensa el acero.
El joven retrocedió asombrado, como si repentinamente acabasen de herirle en medio del pecho. ¿Irte? ¿Y lo haces con esa frialdad?... ¿Irte tú, así, así, en plena dicha? Se tranquilizaba a los pocos momentos. Aquello no era más que la resolución momentánea en un arranque de indignación. No se iría, ¿verdad?
Luego se casó con una señorita de Palma, de fortuna escasa, cuyo padre era gobernador militar de la isla de Ibiza. «La Papisa Juana», hablando un día con Jaime, había pretendido herirle, con su voz fría y su gesto altivo. Tu madre era noble, de familia de caballeros... pero no era butifarra como nosotros.
Macperson, á pesar de su embriaguez, reconoció que la proposición era absurda. Aquel mestizo se había vuelto loco, y en su soberbia confianza hasta parecía burlarse de él. Tiene usted miedo de tirar, y hace bien. La bala rebotará sobre mi pecho y puede herirle á usted. Coloqúese de modo que no le alcance.
De allí pasaron á otro lugar que la historia de Pachimerio no le nombra, solo dice que estaba dentro para su defensa Sausi Crisanislao famoso soldado y Capitan de Búlgaros, á quien mandó ahorcar con doce de sus soldados los más principales, sin decir con certeza la ocasion de este castigo; solo se presume, que habrian defendido mal algun lugar que estaba á su cargo, ó entregado alguna fortaleza, y queriendo Sausi disculparse atravesó razones con Roger, que le movieron á meter mano á la espada, y herirle, y después fué entregado á los que le habian de ahorcar.
Sólo el general, cuya bizarría, serenidad y destreza en las armas rayaba en lo sobrehumano, permaneció impávido en medio de aquel terror harto disculpable. El general se fue hacia el Príncipe, único enemigo no fantástico con quien podía habérselas, y empezó a reñir con él la más brava y descomunal pelea. Pero las armas del Príncipe tártaro estaban encantadas, y el general no podía herirle.
Palabra del Dia
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