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Nélida le cedía a perpetuidad el loro y la mona regalados por Ojeda, y esta merced generosa había acabado de extinguir sus antiguos rencores. Ocupado en sus caricias a estos compañeros, no se acordaba de nada. El padre y su montaraz primogénito habían pasado varias horas en la noche anterior y en esta mañana hablando de negocios.

Vio otras tierras, otros hombres, esperando dejar su dolor a lo largo de los caminos del mundo; pero nada fue suficiente para calmarlo. En Niza, delante de la tumba de su hermana, lloró ardientes lágrimas que lejos de extinguir el fuego lo reanimaron.

En poder del factor no debería extinguir ni por un solo día dinero, ni cosa alguna que perteneciese a la factoría, pues todo habría de almacenarse bajo de las tres llaves dichas; y entre tanto se verificaba al fin de cada semana, que permaneciese en poder del mayordomo y demás destinados al manejo, y que el factor cuidase de la conducta de éstos, y de tomar las cuentas semanalmente como queda dicho.

Cuando se vió, en un amanecer, frente al puerto de Palermo, que empezaba á extinguir sus luces, Ferragut pudo dormir por primera vez, dejando encargado á uno de los marineros la vigilancia del buque, que se mantenía con el velamen recogido. A media mañana le despertaron unas voces que gritaban desde el mar: «¿Dónde está el capitánVió un bote y varios hombres que saltaban á la goleta.

Y por lo que pueda sobrevenir, cuéntale a D. Romualdo quién es D. Carlos, y hazle ver que sus devociones de última hora no son de recibo. En fin, yo que no has de dejarme mal, y ya me contarás mañana lo que saques de la visita, que será lo que el negro del sermón». Algo más hablaron. Benina procuraba extinguir y enfriar la conversación, evitando las réplicas y dando a estas tono conciliador.

Detrás de los vellones de plata que, como bandadas de aves cruzaban el cielo, venía una gran nube negra que llegaba hasta el horizonte. Las imágenes entonces se invirtieron; Ana vio que la luna era la que corría a caer en aquella sima de obscuridad, a extinguir su luz en aquel mar de tinieblas».

El puritanismo, que persiguió toda belleza y toda selección intelectual; que veló indignado la casta desnudez de la estatuas; que profesó la afectación de la fealdad, en las maneras, en el traje, en los discursos; en la secta triste que, imponiendo su espíritu desde el Parlamento inglés, mandó extinguir las fiestas que manifestasen alegría y segar los árboles que diesen flores tendió junto a la virtud, al divorciarla del sentimiento de lo bello, una sombra de muerte que aún no ha conjurado enteramente Inglaterra, y que dura en las menos amables manifestaciones de su religiosidad y sus costumbres . Macaulay declara preferir la grosera «caja de plomo» en que los puritanos guardaron el tesoro de la libertad, al primoroso cofre esculpido en que la Corte de Carlos II hizo acopio de sus refinamientos.

Era un ensueño querer guiar al pueblo mansamente, pasito á paso: había que correr, que saltar, derribando lo que aún quedase por delante. Había que tener en cuenta la raza, la herencia triste que pesa sobre este pueblo: su educación intolerante que databa de ayer. En unos cuantos años de vida moderna, que no era propia, sino de reflejo, no se podían extinguir varios siglos de ferocidad religiosa.

Ni la carcajada de Lola, ni la sonrisa burlona de las otras damas consiguieron extinguir la emoción gratísima que el vivo interés de su amada le hizo experimentar. Ramoncito Maldonado se hallaba en el otro coche acompañando a Esperancita, a su madre y a otras damas y damiselas a quienes tenía el decidido propósito de encantar con su plática.

Al comenzar el acto vemos una plaza, que hay delante de una iglesia, en la cual se celebra una misa mayor; durante los Oficios se suscita una ardiente contienda entre los Castelvines y los Monteses: los caballeros de ambos partidos salen en tropel de la iglesia para atacarse; Roselo se presenta en medio de todos, é intenta aplacarlos, manifestándoles que, para extinguir el odio que se profesan las dos familias enemigas, conviene que Octavio se case con una dama de los Monteses y él con Julia.