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Actualizado: 27 de junio de 2025


Los domingos, mi mamá tenía que ponerme la corbata y encasquetarme el sombrero, porque todas las prendas del día de fiesta parecían querer escapárseme del cuerpo. bien te acuerdas. Anda, que también te has reído de . Cuando mis padres me hablaron... así, a boca de jarro, de que me iba a casar contigo, ¡me corrió un frío por todo el espinazo...! Todavía me acuerdo del miedo que te tenía.

Hubo un momento de silencio, un compás de espera, durante el cual Fierabrás siguió imperturbable dando vueltas en torno de su esposa, lanzando ahora maullidos dulces y apagados, roncando y levantando el espinazo con voluptuosidad.

El hombre que hace el disparate de casarse, se engrana, se engrana, ¿me entiende usted?, y ya no es dueño de su movimiento. Creo que es el quinto. , el quinto es dijo Maxi, que sentía una corriente fría pasándole por el espinazo.

Petra vio que estaban solos... y se echó a llorar. Don Fermín hizo un gesto de impaciencia, que no vio Petra, porque tenía los ojos humillados. Había querido hablar el canónigo, pero no había podido; sentía en la garganta manos de hierro, y por el espinazo y las piernas sacudimientos y un temblor tenue, frío y constante. ¡Pronto! ¿qué pasa?... pudo preguntar al cabo.

Siempre en ellas, la cabeza metida entre los hombros y el espinazo doblegado, embriagándose en su labor; y la barraca de Barret presentaba un aspecto coquetón y risueño, como jamás lo había tenido en poder de su antiguo ocupante.

Y luego una voz perturbada murmuró: ¿El señor Teodoro? ¿El señor Teodoro, del Ministerio de la Gobernación? Me levanté lentamente sobre mi cama, y, respondí bostezando: ¡Soy yo, caballero! El individuo inclinó el espinazo, como a presencia del Rey Bobo se arquean los cortesanos. Era pequeño y gordo: venerables lentes de oro relucían en su faz bonachona, que parecía la personificación del Orden.

Cayeron sobre el encorvado espinazo del viejo, que estaba, como siempre, con la azada en las manos y la vista en el surco. Cumplía su destino con la indiferencia y el valor de un disciplinado soldado de la miseria. Trabajar, trabajar mucho, para que no faltase la cazuela de arroz y la paga al amo.

Empezaron por don Diego; el desventurado atajóse, y la vieja, en vez de echársela dentro, disparósela por entre la camisa y el espinazo y diole con ella en el cogote, y vino a servir por defuera de guarnición la que dentro había de ser aforro. Quedó el mozo dando gritos; vino Cabra y, viéndolo, dijo que me echasen a la otra, que luego tornarían a don Diego.

Faltábame conocer, entre lo que no debía de serme desconocido en aquella vasta y montaraz comarca, la salida del valle por la cuenca del río hasta su desembocadura, con lo cual habría completado yo la travesía del espinazo de la cordillera cantábrica por una de sus vértebras más considerables; y como cabalmente en aquellos días estaba yo en vena de exploraciones y correteos, aunque, bien lo sabe Dios, más que por ansias de la curiosidad, por miedo a la inacción enervadora enfrente del temible enemigo, cabalgué una mañana muy temprano en el peludo jamelgo que tan sesudamente me habían traído y llevado por las escabrosidades más peligrosas de la montaña, y, de propio y deliberado intento, solo y sin otro guía que el instinto y la larga experiencia del honrado cuadrúpedo, más unos informes que me habían suministrado de palabra la noche antes en la tertulia de mi tío; atravesé el ruinoso puente que une las dos orillas del Nansa a corto trecho de la casona, y emprendí la marcha siguiendo la bien trillada senda que culebrea por la ladera del cerro, acompañándome el continuo rumor de las invisibles aguas corriendo en el fondo del sombrío cauce a muchas varas bajo mis pies.

Sus vecinas de mesa le daban consejos oficiosos: había discordia de pareceres: las viejas le encomendaban que cortase la capa más ancha, porque sale el cigarro mejor formado y porque «así lo habían hecho ellas toda la vida»; y las jóvenes, que más estrecha, que se enrolla más pronto. Al salir de la Fábrica, le dolía a Amparo la nuca, el espinazo, el pulpejo de los dedos.

Palabra del Dia

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