Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 14 de junio de 2025


procuras mi deshonra, Y yo me he de defender. D. TELL. Pues hallo en tu entendimiento, Como en tus brazos, defensa, Oye un argumento. ELVIRA. Piensa Que no ha de haber argumento Que venza mi firme intento. D. TELL. ¿Dices que no puede ser Ver, desear y querer? ELVIRA. Es verdad. D. TELL. Pues dime, ingrata, ¿Cómo el basilisco mata Con sólo llegar a ver? ELVIRA. Ese es sólo un animal.

¿Cuál sería la que él utilizase de modus vivendi y como remedio pasajero a la soledad que le atormentaba? ¿A cuál de ellas se dirigiría? ¿A la encantadora Elvira?

Pablo, sin hacer caso de la interrupción, prosiguió: Después con Teresa y Encarnación, Elvira y Generosa. De Cecilia no, porque está comprometida, y algo diría también de mi señora doña Paula, que, sin ofender a nadie, es la más hermosa de todas. ¡Qué pillastre! exclamó ésta admirada del donaire de su hijo. Pablo se había levantado de la butaca, y abrazó a su madre con efusión.

Durante siete noches consecutivas de once a una de la mañana, momento en que remitía la fiebre, y con ella el delirio he permanecido al lado de María Elvira Funes, tan cerca como pueden estarlo dos amantes. Me ha tendido a veces su mano como la primera noche, y otras se ha preocupado de deletrear mi nombre, mirándome.

Falleció la piadosa D.ª Elvira Ana de Córdoba, marquesa de los Trujillos, dejando á la catedral un gran brasero de plata para que en la octava del Santísimo se pusiese con perfumes en la capilla mayor; y una lámpara dotada á Nuestra Señora de Villaviciosa.

Este pariente, que renovaba los escándalos del de San Dionisio, agravados, según doña Elvira, por su origen plebeyo, era una calamidad en una casa que siempre había infundido respeto por su nobleza y santas costumbres.

Pero no sin disponerme a concluir el paquete de cigarrillos, antes de que el sueño venga. Y aquí está la causa: bailé anoche con María Elvira. Y después de bailar, hablamos así: Estos puntitos de la pupila me dijo, frente uno de otro en la mesita, no se me han ido aún. No qué será... Antes de mi enfermedad no los tenía. Precisamente nuestra vecina de mesa acababa de hacerle notar ese detalle.

Su argumento es, en compendio, el siguiente: Elvira, esposa del capitán Meléndez, creyendo ser abrazada de su esposo, lo es en realidad por el alférez Gómez de Melo, que se ha deslizado secretamente en su habitación, y da á luz á Rodrigo, fruto de esta unión.

, pero esto es muy distinto. Ya lo que es distinto... pero debes decírselo. ¡Ay! No me mandes eso, por Dios, Luisa... de seguro no me vuelve a decir adiós, y se lo cuenta en seguida a sus papás. ¿Y no será peor que se lo cuente otra persona?... ¡Hay niñas más mal intencionadas!... Elvira lo sabe ya... no quién se lo ha dicho...

Su madre D.ª Elvira de Zúñiga, temerosa de los estragos que suele causar en los jóvenes de alma mas generosa la vida de soldado, le retenia con frecuencia en Belalcázar, aunque servia á los Reyes Católicos en su corte y en las guerras contra los moros, y el valeroso caballero se daba á la montería, ejercicio muy propio de la gente moza y noble en aquellos tiempos.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando