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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Y subió de dos en dos los peldaños de una escalera, atravesó algunas habitaciones, y entró en la que Dorotea se encontraba todavía inmóvil y dominada por su mudo dolor. Ven conmigo la dijo el bufón asiéndola de una mano. ¡Ah! ¿sois vos? Ven conmigo... yo te salvaré... yo te consolaré... pero ven, ven... no perdamos un momento.
Por los ojos de la señorita pasó un relámpago de cólera que se apagó al instante; pero le dijo en tono un poco irritado: ¿Estamos en eso?... Obedece y no seas terca. La doncella, dominada y convencida de que ayudaba a una obra de piedad, obedeció, descargando las disciplinas harto suavemente sobre las desnudas espaldas de la señorita.
Y la voz del bufón al pronunciar estas palabras, era ronca, opaca, casi imperceptible, y á pesar de esto, era poderosa y marcaba todas las entonaciones, todas las gradaciones de la pasión. Dorotea le escuchaba muda, aterrada, dominada por aquella pasión viva. Oye, la dijo el bufón : yo amo.
Dos mujeres vulgares se hubieran dejado insensiblemente sojuzgar por las circunstancias anormales de la situación. En Susana y Valeria sucedió lo contrario: ellas se impusieron a la índole del caso. Ni la protectora imperaba como ama, ni la protegida parecía dominada como sierva. El afecto, más aún, la buena educación y delicadeza de sentimientos, hacían las humillaciones imposibles.
La hermosa canción, que canta Margarita mientras que está hilando en su cuarto, deja ver en seguida el estado de su alma; muestra que se halla poseída, completamente dominada por su galán amigo, y que no tiene más voluntad que la suya. La canción prepara magistralmente la escena que viene luego.
Aquello dijo Sabas apuntando a la tromba , ha de pasar por aquí sin tardar mucho... ¡Y en qué sitio nos coge! Estaban a la sazón en el centro de una altura, casi una meseta, desamparada por todas partes y dominada hacia la izquierda por un picacho, entre el cual y la sierra se abría la boca de una barranca profundísima.
Clotilde, apurando el agua, miró con precaución en torno, y bajando cuanto pudo la voz, preguntó: ¿Estamos solas? Sí. Entonces, dominada por uno de esos impulsos misteriosos que hacen pensar a dos almas en una misma cosa al mismo tiempo, atrajo a Julia hacia sí, diciendo con acento de súplica: ¿Aún me guardas rencor?
Unos aclamaban á la Revolución social; otros daban vivas á la República; algunos gritaban ¡viva España! ante las inscripciones en vascuence, viendo en estas loas á la Señora de Vizcaya un hipócrita insulto á la integridad nacional. Era una amalgama de todos los odios contra aquella Bilbao dominada por la Compañía de Jesús y formada á su imagen.
Esta mujer, dominada por su quimera, iba á olvidar el objeto de su visita, divagando sobre los caprichos posibles de la suerte, como Spadoni ó como el mismo Castro. ¿Y qué deseas de mí? Alicia pareció despertar, y otra vez su sonrisa fué audaz y graciosa, como al principio de la entrevista, una sonrisa de solicitante que llega con la firme voluntad de conseguir lo que quiere.
Juanito miraba con asombro no exento de envidia a la pobre mujer casi ciega, que saldría del mundo tan inocente como había entrado, después de arrastrar la más monótona y abrumadora de las existencias, siempre amarrada a la argolla de la domesticidad, sumisa y automática, y que todavía sentíase dominada por el agradecimiento, como si la vida de descanso puramente animal que ahora gozaba fuese una felicidad de que no se consideraba digna.
Palabra del Dia
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