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Actualizado: 21 de julio de 2025
El proyecto fue aceptado con desdeñosa condescendencia por parte de Tonito, con sumisión entera por la de Currita, y Celestino Reguera quedó encargado de traer al día siguiente dibujos para el traje de la dama que había de representar la reina blanca, y un soberbio juego de ajedrez, trabajado admirablemente en el Japón, cuyas grandes piezas de marfil podrían ser copiadas en los demás trajes de la cuadrilla.
Había empezado por cálculo a festejarla, con el dominio sobre sí de un hombre que tiene libre el corazón: había llegado pronto, gracias a la resistencia desdeñosa de la chica, a preocuparse vivamente, a sentirse aturdido y fascinado en su presencia. Luego la competencia de otros pollos le encendía la sangre y los deseos de hacerse pronto dueño de la mano de la niña.
Sin embargo, al ver a la chica inmóvil, en actitud altiva y desdeñosa, dijo de nuevo, con más firmeza: Vamos, hija, ve a pedirla perdón, ya que la has ofendido. La niña hizo su peculiar mohín de desprecio con los labios, y murmuró muy bajito: ¡Sí, en eso estoy pensando! Vaya, Ventura, ¿qué murmuras ahí? Anda, antes que me enfade. Anda, anda, Venturita. Ve allá.
Sobre esta fotografía se eleva, surgiendo del marco e inclinándose sobre el retrato, una fina y dorada pluma de pavo real; y esta pluma es como un símbolo de esta mujer altiva, desdeñosa, con su eterno gesto de displicencia que perpetuó Velázquez, que perpetuó Carreño, que perpetuó Del Mazo. El segundo cuadro es una litografía francesa. Se titula La Música; representa una mujer que toca un arpa.
Parece que no oyes lo que se dice. En efecto respondí, estaba distraída mirando al grupo de la abuela. ¡Ah! exclamó Petra tan desdeñosa como si se tratara del pobre teniente Cotorrac. ¿Te interesan esas señoritas? Mucho. Estaba pensando precisamente que la señorita Fontane debe de ser una solterona por vocación... Pienso como tú exclamó Genoveva.
Además, sobre su imaginación de mujer ejercía cierto encanto el misterioso pasado de Gabriel, su altivez silenciosa, la vaga fama de sus aventuras y aquella sonrisa un tanto compasiva y desdeñosa con que escuchaba a las gentes del claustro alto.
Después... ¡a qué decirlo!... Me dijiste: «te amo», y quise callar, y no pude; y cuando intente matar tu cariño con una palabra desdeñosa, se abrieron mis labios, y dijeron: «¡yo también te amo!» Sí, te amo, Angelina!... Oyeme. Me has lastimado el corazón; has entristecido mi alma.... Pero te perdono, te perdono, porque lo has hecho sin saber lo que hacías.... Estoy segura de ello.
Yo le aconsejo que sea usted muy amable con todos, muy fina, muy cortés; pero en cuanto se propase alguno, revístase de dignidad, y vuélvase más fría que el mármol, y desdeñosa como una reina. Eso mismo he pensado yo, y lo pienso a todas horas.
La vivaracha Flora le hacía sufrir crueles tormentos; mostrábase con él indiferente, desdeñosa; rechazaba con empeño todos los obsequios que el amartelado mancebo le prodigaba. Á ti no te parecerá, como á Demetria, que hemos llegado tarde manifestó Jacinto dirigiéndose á ella con sonrisa triste. Tú lo has dicho. Á mí me parece que habéis llegado demasiado pronto.
Vió la muchacha aquel objeto blanco, que al principio juzgó ser cosa menos delicada caída de las ramas del árbol, y tomándola, la estrujó entre sus dedos y la arrojó lejos de sí con indiferencia desdeñosa. Un rato después convocó á su rebaño y se fué. Mucho tardó nuestra infortunada viajera en volver de su desmayo.
Palabra del Dia
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