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Actualizado: 21 de julio de 2025
Yo habría deseado decirle: «Angelina, mi dulce Angelina, óyeme: ¿por qué huyes de mí? ¿por qué te muestras indiferente y desdeñosa con quien te ama? Antes no eras así; antes.... Te amo, Angelina, te amo. No puedo ofrecerte una fortuna, no puedo brindarte riquezas.... Nadie sabe mejor que tú que soy pobre y desgraciado. Tú has sido desdichada también.
El desconocido suspiró, plegó sus labios con una sonrisa amarga y desdeñosa, y continuó su narración: «Aquel nombre, aquella gloria literaria que tanto había envidiado, en breve llegó a ser insuficiente para mi alma.
Artegui hablaba con su entonación lenta y desdeñosa de costumbre. No insistió Lucía , si lo extraño no es lo que me ha sucedido. Lo que hallo inusitado, es usted. Vamos, Don Ignacio, que usted bien lo conoce. Yo nunca vi a nadie que pensase lo que usted piensa, ni que lo dijese; y por eso a veces murmuró cogiéndose la frente con ambas manos suele pasarme por acá la idea de que estoy soñando aún.
La fortuna es hembra, y él la domaría en fuerza de dinero, lo mismo que á las otras. Los ricos acaban por vencer al destino impalpable. Puso ante él una cantidad enorme para entablar la lucha, y la fortuna no quiso su dinero; antes bien, empezó á darle el suyo con una prodigalidad desdeñosa. El multimillonario deseó perder y no pudo.
Gallardo, sosteniendo en un brazo su capote de faena sin adorno alguno, permanecía cerca de la barrera, junto al tendido de sus partidarios, en una inmovilidad desdeñosa, creyendo que toda la plaza tenía los ojos puestos en su persona. Aquel toro era para otro. Ya daría señales de existencia cuando llegasen los suyos.
Doña Cristina abanicábase furiosamente las mejillas enrojecidas. ¿Qué horrores iba soltando aquella voz suave é irónica que parecía acariciarla con profundos arañazos?... Ahora se arrepentía de haber provocado al impío y hacía señas á Urquiola para que no le contestase. Deseaba que se hiciera un silencio penoso, que se fuera de allí empujado por la sorda y desdeñosa hostilidad de todos.
También se diferenciaban notablemente en el humor. Ángela era desdeñosa, irascible, absolutamente incapaz de enternecerse, amiga de los placeres de la mesa sobre todos los demás. Lucía era romántica, llorona, con ribetes de literata, amiga de contar los sueños y los presentimientos, muy habladora, astuta y zahorí para explicar los misterios y laberintos del corazón; apenas comía.
Junto á la cabecera de la cama, sobre un libro de oraciones olvidado por su esposa, vió un medallón con otra fotografía. Esta no era de la casa. El conde, que había seguido la dirección de sus ojos, quiso mostrársela. Temblaron las manos del guerrero... Su altivez desdeñosa é irónica desapareció de golpe.
Vean ustedes si Pepe Vera sabe jugar con el toro clamó el joven sentado junto a Stein, con voz que a fuerza de gritar se había enronquecido. El duque fijó entonces su atención en Marisalada. Desde su llegada a la capital de Andalucía, ahora fue la primera vez que notó alguna emoción en aquella fisonomía fría y desdeñosa. Hasta aquel momento nunca la había visto animada.
Nunca fue castigada; pero ella entendió que este privilegio se fundaba en la desdeñosa lástima que inspiraba su menguada constitución física, y de ningún modo en el aprecio de su persona.
Palabra del Dia
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