Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 13 de mayo de 2025
Así, pues, nadie extrañará, que Antoñita, ya que ella madrugaba más que la pobre Magdalena, contestase cotidianamente desde la ventana por donde pocos meses antes había presenciado la partida del joven y de su tío, al amable saludo de Amaury, saludo siempre acompañado de una seña o de una sonrisa.
Pero aún no se había extinguido la carcajada del público, cuando sonó una nueva voz más aguda y estridente desde el balcón de otra taberna, y Aresti vió á un jayán que cantaba como si contestase al viejo, mientras éste le escuchaba sin pestañear, preparando mentalmente la contrarréplica. El doctor conocía á aquellas gentes.
Mas antes de que la doncellita contestase se abrió la puerta de un pequeño gabinete, también lleno de trastos a medio colocar, y apareció una mujer como de veinticinco a treinta años de singular gentileza, que arrojándose en brazos del anciano rompió a llorar amarga y calladamente.
Pero como se contestase a sus enérgicas protestas con risitas v sarcasmos, concluyó por adoptar una actitud digna v despreciativa, mascullando palabras cargadas de hiel, los labios trémulos, la mirada torva. De vez en cuando dejaba escapar por la nariz un leve bufido de indignación.
Como si ella misma se contestase, y sin dar tiempo a que don Andrés dijese palabra, Juanita habló de esta suerte: Perdone vuecencia, señor don Andrés, si le he atraído a mi casa con algo que puede calificarse de engaño. Me pidió vuecencia una cita amorosa, y yo se la he concedido.... Pues entonces dijo don Andrés no es mi perdón, sino infinitas gracias lo que tengo que darte.
Al mismo tiempo hacía responsable á «la Generala», creyendo que ésta había podido influir en su decisión. ¡Aquel teniente era tan admirado por doña Clorinda!... Como si contestase á sus ocultos pensamientos, Atilio siguió hablando. ¿Tú crees que á mí me interesa ese muchacho con el que deseas batirte?
Ya le conoces por haberle visto aquí muchas veces y sabes que es noble, elegante, inteligente e instruido. El doctor calló, esperando la respuesta de Antonia; pero ésta permaneció muda, como perpleja y avergonzada, mientras Amaury la miraba emocionado, porque para él también revestía excepcional interés lo que ella contestase.
Lo segundo... bastará para ocasionar mi muerte. »Pero si el Cielo, si mi ángel bueno, si la felicidad de toda mi vida, hicieran que él me contestase: ¡Sí, amo a usted!... ¡Ah! está mal lo que voy a decirle, y con razón me colmará usted de reproches y maldiciones; pero entonces, monseñor, no habrá poder en el mundo que me impida ser suya y sacrificárselo todo... Todo lo arrostraría, hasta la cólera de usted... Porque, en definitiva, ¿qué podría usted contra mí? ¿Hacerme morir? ¿Y qué me importaría la muerte si había sido amada?
Esperó a que Vérod contestase; pero como éste era incapaz de decir una palabra, el Príncipe continuó: Usted no puede matarme, porque recuerdo la ley del perdón que ella practicaba.
Y, no obstante, continuó leyendo en voz alta los siguientes párrafos del billete: «Pero si el Cielo, si mi ángel bueno, si la felicidad de toda mi vida hicieran que me contestase: Sí, amo a usted... ¡Ah! está mal lo que voy a decirle, y con razón me colmará usted de reproches y maldiciones; pero entonces, monseñor, no habrá poder en el mundo que me impida ser suya y sacrificárselo todo... Todo lo arrostraría, hasta la cólera de usted... Porque, en definitiva, ¿qué podría usted contra mí? ¿Hacerme morir? ¿Y qué me importaría la muerte, si había sido amada?»
Palabra del Dia
Otros Mirando