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Actualizado: 21 de julio de 2025
¡Phs!... Sí, sí, algunos. Como este relato es una verdadera confesión, declaro que aquel «¡Phs!», pronunciado con indiferencia desdeñosa, quería significar que yo, como gran poeta también, no estaba obligado a admirarme de otros grandes poetas, sino a profesarles tan sólo la estimación debida a los compañeros. Que se me perdone esta flaqueza que confieso. Otros las tienen y no las confiesan.
¡Déjenme ustedes! exclamaba Tristán . ¿No ven ustedes que me ha abofeteado? Nanín guardaba silencio. Al fin volvió de nuevo la espalda y con tranquilo paso se dirigió a la escalera para subir al palco. Tristán, sujeto por las manos de los dependientes, le gritó: ¡Pronto tendrá usted noticias mías! El marquesito siguió caminando con desdeñosa indiferencia. Tristán corrió al café.
El Duque se presentó con levita negra y sombrero de copa, un tanto más pálido que de ordinario, pero afectando una calma desdeñosa, sin faltar a la cortesía. Traía en la boca un cigarro puro, y se envolvía en ligeras nubes de humo, mientras caminaba a la par de Soldevilla.
Agarrado con irresistible presión como siempre a sus ideas, su marido no quiso escucharla, oponiendo a todas sus razones una actitud altiva y desdeñosa. Comió poco y estuvo sombrío y silencioso mientras duró la cena. Cuando habían llegado a los postres sonó el timbre de la puerta. El criado fue a abrir y entró después sin decir nada. ¿Quién llamaba?
Despues se familiarizaban y se daban disimulados puñetazos, palmaditas en el vientre y algunos hasta se administraron familiares pescozones. Algunos, es verdad, adoptaban cierta actitud desdeñosa para hacer ver que estaban acostumbrados á cosas mejores, ¡vaya, si lo estaban!
Era tan circunspecta, que jamás dejaba traslucir este temor; y tan hábil sin arte, que nadie la acusaba de desdeñosa. Aunque no se bajaba al nivel de nadie, por una dulce, franca y generosa simpatía, procuraba elevar a las gentes a su nivel.
Este fiel representante de gran parte de nuestra juventud desdeñosa de su país, fue no ha mucho tiempo objeto de una de mis visitas. Encontrele en una habitación mal amueblada y peor dispuesta, como de hombre solo; reinaba en sus muebles y sus ropas, tiradas aquí y allí, un espantoso desorden de que hubo de avergonzarse al verme entrar.
¿No creéis que es una humillación para mi, que yo tan altiva, tan severa, tan desdeñosa con todos, hasta el punto de que creyéndome incapaz de amar, me hayan llamado la menina de nieve, caiga de repente de mi indiferencia, de mi frialdad, en el extremo opuesto, y que el hombre por quien tanto he variado en pocas horas, apenas separado de mí se enamore de una mujer perdida, y se vaya á vivir con ella y la acompañe al teatro?
»Tinito habla poco, casi nada; pero se deja ver en todas partes, con la cabecita muy alta y en la cara una sonrisa entre compasiva y desdeñosa. No va a misa, por supuesto; y si se le pregunta por qué, hace un gestecillo como de asombro, sin dejar de sonreírse, y no responde más.
Absorto en su austeridad hierática, el país del sacerdote representaba, en tanto, la senectud, que se concentra para ensayar el reposo de la eternidad y aleja, con desdeñosa mano, todo frívolo sueño. La gracia, la inquietud, están proscriptas de las actitudes de su alma, como del gesto de sus imágenes la vida.
Palabra del Dia
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