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Actualizado: 21 de junio de 2025
¿Ha visto usted últimamente á doña Enriqueta? ¿Me pregunta usted por la Infanta? contestó el coronel gravemente . Sí; ayer la encontré en el atrio del Casino. ¡Pobre señora! ¡Si esto no es una lástima!... ¡Una hija de rey!... Me contó que sus hijos no tienen qué ponerse. Ella debe doscientos francos de cigarrillos en el bar de los salones privados. No encuentra quien le preste.
»La Historia, señor ministro, juzgará imparcialmente si el señor Dorrego ha debido o no morir, y si al sacrificarlo a la tranquilidad de un pueblo enlutado por él, puedo haber estado poseído de otro sentimiento que el del bien público. »Quiera el pueblo de Buenos Aires persuadirse que la muerte del coronel Dorrego es el mayor sacrificio que puedo hacer en su obsequio.
Vió por encima de ella todo el cuerpo de su adversario, guerrero obscuro, condenado á morir más ó menos pronto á causa de las heridas recibidas por una tierra que no era la suya y por una causa que era la de todos los hombres. ¡Tres! dijo el coronel. Pero antes de que terminase esta palabra sonó un tiro. La hierba del suelo se agitó en ondas que se alejaron bajo el rebote de la bala invisible.
Tal vez la presión fue ligeramente correspondida, pues el galante coronel se alejó ahuecando su pecho y con paso triunfante, tan vigoroso como lo permitían la estrechez y altos tacones de sus botas. Cuando se hubo alejado convenientemente, Lady Clara abrió la puerta, escuchó por un momento desde la desierta entrada, y luego subió la escalera rápidamente, hasta llegar a su antigua habitación.
Señor de Castro repuso el coronel, irguiéndose como un gallo , tengamos la fiesta en paz. Usted sabe mis ideas: he derramado mi sangre por la legitimidad, y el respeto que le tengo á usted no debe servir para... Novoa, queriendo tranquilizar á don Marcos, intervino en la conversación. Este Monte-Carlo es una playa á la que llegan toda clase de despojos, vivos y muertos.
Pero afortunadamente para todos, y para ti también añadió mirando al coronel con sonrisa maliciosa, no faltará dentro de poco tiempo quien la tenga y ponga las cosas en orden, que buena falta está haciendo. Entonces, amiguito, quizá le toque a Enrique reírse de ti, aunque tampoco haría bien..... La buena educación y la moral cristiana prohíben reírse de los males del prójimo.....
El coronel y yo me explicó, saldremos de aquí a las seis de la mañana para ir a caballo a Zenda, regresaremos con la guardia de honor a las ocho, y entonces cabalgaremos todos juntos hasta la estación. ¡El diablo cargue con la tal guardia de honor! gruñó Sarto. No, ha sido una atención muy delicada de mi hermano el pedir esa distinción para su regimiento dijo el Rey. ¡Ea, primo!
Uno de sus admiradores escribía con motivo del segundo divorcio: «el mundo egoísta no comprende todavía a Clara», y el coronel Roberto observaba que, excepción hecha de una sola mujer de la parroquia de Opeludas, en Luisiana, tenía más alma ella que toda la restante grey femenil.
A ver zi te callaz; cochino carca le dijo el sargento. Si yo no digo nada replicó Bautista. Zi te siguez riendo azí, te voy a clavá como a un zapo. Bautista tuvo que ir a un rincón a reirse, y la superiora y el sargento siguieron su conversación. Al mediodía llegó un coronel, que al ver a Martín le saludó militarmente. Martín le contó sus aventuras, pero el coronel al oírlas frunció las cejas.
Entre tanto su prima Gracia, sentada en el sofá, le decía: Estoy en mis glorias. ¡Qué buenos ratos vamos a pasar! No durarán mucho, condesa dijo el coronel . Corren voces de que el duque quiere llevarse a Madrid a la nueva Malibrán. Y a todo esto dijo la condesa , ¿qué nombre de guerra ha tomado?
Palabra del Dia
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