Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 13 de junio de 2025
La reventazón rompía con tal furor en las rocas del fuerte de San Cristóbal, que salpicaba de copos de blanca espuma las hojas secas y amarillentas de las higueras, árbol del estío, que no se place sino a los rayos de un sol ardiente, y cuyas hojas, a pesar de su tosco exterior, no resisten al primer golpe frío que las hiere.
Ora no ve á su alrededor más que el torbellino de los copos; ora mira á la derecha ó á la izquierda una cumbre inmóvil que se desprende de la nube y parece que le mira sin odio y sin amor, indiferente á su desesperación. A lo menos, el peatón ve en ella una especie de señal que le permite reanudar la marcha con alguna esperanza; pero todo es inútil.
De nuevo los abandonó el sol, y otra vez los copos de nieve de un cielo plomizo, cubrieron el congelado suelo. Poco a poco les fue estrechando cada vez más el círculo de nieves, hasta que los muros deslumbrantes de blancura se levantaron a veinte pies por encima de la cabaña. El fuego fue cada vez más difícil de alimentar; los árboles caídos a su alcance, estaban sepultados ya por la nieve.
Salí, pues, de la del Topero, salpicándome el vestido los copos de nieve que empezaban a caer; y apretando bien el paso y aprovechando la escasísima luz que quedaba del día para mirar en todas direcciones buscando con los ojos lo que no encontraba por ninguna parte, llegué pronto a la casona, en la cual hallé a mi tío muy apurado por mi ausencia, que le expliqué como mejor pude, y a la mujer gris que me devoraba con los ojos pidiéndome noticias que esperaba yo obtener de ella.
Los copos de yerba crujientes y delicados, que rodeaban el nido abierto por sus cuerpos, fueron los cortinajes de su lecho nupcial. La luna, inmóvil en el espacio, que se veía por la ventana, su lámpara veladora. El sol había sucedido a la luna en el firmamento cuando los fugitivos despertaron. La luz entraba a torrentes por la ventana del pajar.
Llegó la de la fuente, y con gentil donaire y desenvoltura encajó la fuente debajo de la barba de don Quijote; el cual, sin hablar palabra, admirado de semejante ceremonia, creyendo que debía ser usanza de aquella tierra en lugar de las manos lavar las barbas, y así tendió la suya todo cuanto pudo, y al mismo punto comenzó a llover el aguamanil, y la doncella del jabón le manoseó las barbas con mucha priesa, levantando copos de nieve, que no eran menos blancas las jabonaduras, no sólo por las barbas, mas por todo el rostro y por los ojos del obediente caballero, tanto, que se los hicieron cerrar por fuerza.
Durante el invierno complacíase en flagelar su ventana con copos de nieve ó vientos helados, siendo causa de que no pudiese pegar los ojos. En las interminables noches invernales azotaba sin tregua ni descanso la roca do estaba asentada su vivienda; en verano ofrecíale huracanes inconmensurables, relámpagos de un mundo al otro.
En invierno, cuando todo está cubierto de nieve, su piel es tan blanca como los copos: en primavera, cuando matas y guijarros aparecen á trechos entre la capa de nieve, el pelaje del animal se matiza con manchas grises: en verano, es del color de las piedras y del césped abrasado, y después, en otro brusco cambio de estación, cambia también bruscamente de pelo.
Tras esto, que duró muchos días y fue el pasto sabroso de todas las mujeres y de todos los hombres frívolos de la corte, llegó la hora suprema; y vuelta a empezar los pobres chicos con nuevos catálogos de indumentaria, de piropos inverosímiles y de sensiblerías y finezas cursis: que si la novia así o del otro modo; que si pálida, que si pensativa; que si, con sus cabellos rubios y sus atavíos blancos, parecía una joya de oro entre copos de nieve; que si el Patriarca, que si los padrinos, que si las amigas, que si quince duques, y veinte marqueses, y treinta condes, y no sé cuántos destitulados, de comitiva; y si la fila de coches llegaba desde tal a cual parte, y si hubo entre ellos uno de palacio con las correspondientes damas; y quien, en el momento crítico, «vertió lágrimas furtivas»; quien se desmayó, o quien parecía arrobada en el más dulce de los éxtasis... ¡Hasta del novio se dijo que era «un varón, honra, prez y esperanza de su preclaro linaje»!
En una noche sombría del mes de Febrero, volví á ver las murallas macizas de nuestra antigua morada, destacándose sobre una capa de escarcha que cubría la campiña. Un cierzo destemplado y frío soplaba por intervalos; los copos de nieve caían como las hojas secas de los árboles de la avenida y se posaban sobre el suelo húmedo, con un ruido débil y triste.
Palabra del Dia
Otros Mirando