United States or Singapore ? Vote for the TOP Country of the Week !


Entonces el Conde-Duque dio a escoger al Inquisidor general entre una pensión de 1.700 ducados si se retiraba a Córdoba, de donde era natural, o quitarle las temporalidades extrañándole del reino: optó prudentemente por lo primero, y luego el privado, para mayor seguridad, cuando el escribano Alfonso de Paredes, que llevaba la causa a Roma, desembarcó en Génova, lo mandó prender y hay quien dice que permaneció quince años encarcelado.

El Rey y el Conde-Duque, dueños de la causa, la quemaron en la regia Cámara: un tribunal de frailes acordó reprender al protonotario, sin decirle porqué; acabando por absolverle sin más penitencia que ayunar todos los viernes de un año, no poner los pies en el convento, hacer a la comunidad un cuantioso donativo y prohibirle que hablara de aquello con el Monarca y su privado.

Son los de Don Felipe III y doña Margarita, su esposa, padres de Felipe IV, y el de la primera mujer de éste, doña Isabel de Borbón, a quien tuvo pocas veces por modelo Velázquez, acaso por ser éste protegido del Conde-Duque y ella su enemiga . Artistas y críticos opinan que en esos tres grandes lienzos, que claramente muestran añadiduras laterales hechas para darles mayores proporciones, el maestro trabajó sobre retratos anteriores hechos por Bartolomé Gonzalez o Nicolás de Villacis, no como supone Stirling, de Carreño, que debía entonces de ser muy niño.

Que cuando lleguen esas turbas crean que estamos desprevenidos; que intenten allanar la casa; que derriben la puerta. ¿Y nos marchamos? Opino que no. Aquí todo el mundo. Pues aquí todo el mundo. A la media noche, una turba tumultuosa, animada con todas las voces de un motín y todos los alaridos de una bacanal, invadía las calles de San Bernardino, del Duque de Osuna y del Conde-Duque.

Ambos son retrato del Conde-Duque: el primero esta en el Museo de Berlín, y el segundo, que tiene marcado aspecto de lamina hecha para libro, en la Biblioteca Nacional de Madrid. Don Juan de Butrón. Discursos apologéticos en que se defiende la ingenuidad del arte de la pintura. Madrid, MDCXXVI.

RETRATOS: DEL REY. DEL PRÍNCIPE BALTASAR CARLOS. DEL INFANTE DON FERNANDO. DEL CONDE-DUQUE. DE MARTÍNEZ MONTA

Felipe IV se acordó entonces que era hijo de Felipe III i nieto de Felipe II, i así dejándose vencer de las razones del inquisidor, empeñó su palabra de ordenar al Conde-duque de Olivares la salida de aquellos judios, no solo de la corte sino tambien de todos sus reinos i señoríos: con que de esta suerte quedaron burlados los buenos deseos que tenia el valido de reparar los daños que España padecia, por la falta de poblacion, comercio i riqueza: los cuales iban tan en aumento que ya amenazaban la ruina de esta desventurada i siempre mal regida monarquía.

De entre aquel envilecimiento general únicamente solía alzarse de cuando en cuando la protesta de algún espíritu valiente, magistrado, predicador o literato que condenaba tanta vergüenza: por ejemplo, la voz honrada y atrevida del obispo de Granada, don Garcerán Albanel, que osó denunciar a Felipe IV los abusos del Conde-Duque y la pluma del gran Quevedo. «¿Podrá uno dice éste ser monarca y tenerlo todo sin quitárselo a muchos? ¿Podrá ser superior y soberano y subordinarse a consejo? ¿Podrá ser todopoderoso y no vengar su enojo, no llenar su codicia y no satisfacer su lujuria

Estupenda nariz, que sin ser deforme como la del conde-duque de Olivares, ni larga como la de Cicerón, ni gruesa como la de Quevedo, ni tosca como la de Luis XI, era más fea que todas éstas, formaba el más importante rasgo de su rostro, bastante lleno, abultado en la parte inferior, y colocado en un cuerpo de buenas proporciones.

Como faltase dinero para la guerra entregó la mayor parte de sus alhajas al joyero Cortizos y envió a su esposo ochocientos mil escudos: fueron necesarios más, y por el Conde de Castrillo mandó a Zaragoza las joyas que le quedaban; con lo cual viéndose el Conde-Duque amenazado por la impresión que tan noble conducta causase en el animo de Felipe IV, y deseando contrarrestarla de cerca, se determinó a volver a Madrid en Diciembre: pero su caída era ya inevitable.