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Clara tembló, porque creía que la devota la iba á reprender duramente, como de costumbre, por su equivocación, pero ¿cuál fué su asombro al ver que la santa desplegó suavemente los labios, se sonrió con una expansión inefable, que nadie, absolutamente nadie, había observado jamás en aquella casa, y acabó por reír con franqueza y desahogo, cosa fenomenal y nunca vista en tan ejemplar mujer?

Miró al techo tratando de descubrir alguna mota producida por las moscas; pero no había nada, y hasta las cabezas de los clavos de la pared, limpiados el día antes, resplandecían como estrellitas de oro. La Superiora volvía las gafas a todas partes buscando algo que reprender; pero nada encontró que mereciese su crítica estrecha.

Quizá el elemento de los celos no estaba apagado del todo en su apasionado y pequeño corazón. Quizá sería tan sólo que las redondas curvas y la rolliza silueta, ofrecen una superficie más extensa y apta para el roce. Pero como que tales efervescencias estaban bajo la autoridad del maestro, su enemistad a veces tomaba una forma nueva que no se dejaba reprender.

Fue un combate terrible con su naturaleza pura y tranquila de hombre sin pasiones, que no siente por tanto la necesidad de aquietarlas a latigazos. Su admiración por la virtuosa doncella le impulsó no sólo a tomarla de ejemplo, sino también de consejera. Era tan humilde e inocente de corazón que se sentía avergonzado teniendo que dirigir y reprender a quien en el fondo consideraba como superior.

Cuando llegas a tan ingeniosa combinación de disparates, estoy por creer que tienes talento, a pesar de tus buenas notas en los exámenes. Después de reprender a Aristarco por su frivolidad, del Laurel dijo a Simplón: No le hagas caso, Juanillo. Tu cuento-poema no carece de mérito por cierto... Pero tiene también sus defectos. El principal es contener demasiado argumento. Hay plétora de argumento.

Doña Paulita, que ya tenía la palabra en la nariz para reprender á Clara, se conmovió al verla ulcerar, y la tranquilizó diciéndole: La Magdalena pecó y fué perdonada. Lo que ahora le falta á usted es un sincero arrepentimiento. ¿Pero de qué me he de arrepentir? dijo Clara sollozando. ¡Jesús! ¡qué tono tan del día y tan ... liberal! exclamó Salomé, creyendo decir una gracia.

Me parece le dijo , que si el Padre Nones te oye eso, te ha de reprender... porque ya ves... quien manda manda, y está dispuesto que no sean las cosas así. ¡Qué risa contigo! ¿Pues qué sabes? Yo estoy arrepentida de todo lo malo que he hecho; yo he perdonado a todo Cristo. ¿Qué más quieren?

Después se sentaba con la jícara entre las piernas y lentamente saboreaba la bebida, interrumpiéndose á ratos para reprender á las muchachas cuando no hacían las cosas como Dios manda, porque no las toleraba frangolladas, gustándole mucho primor en todo. Yo nunca fuí persona de su agrado.

La Reina acabó por enfadarse de encontrarlos siempre a su paso cuando salía del alcázar e iba a cualquiera parte. El temor de que sobreviniese un conflicto aumentaba su enfado. La Reina volvió entonces a reprender a doña Sol y esta alegó que ya no tenía culpa.

Pertenecía aquella clase a un malhadado colegio criollo, cuya disciplina era menos que dudosa y cuyos estudiantes eran más que personajes. Cada vez que monsieur Jaccotot iniciaba alguna explicación, alzaba la voz algún impertinente. Espíritu sencillo, monsieur Jaccotot solía reprender entonces a sus alumnos, exclamando: En cuanto abro la boca, un imbécil habla.