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eres listo; busca un negocio atrevido, emprende algo, especula con la candidez de los demás. Yo he visto mucho mundo, y que los más pillos son los que tienen más dinero. Cuando lo tengas, gástalo, que hay tontos que al verte tirar tu dinero te darán el suyo; así es el mundo.

El chino, afectando candidez, con su sonrisa la más acariciadora dijo á la dama que escogiese el que más le gustase, pero la dama, más cándida y más acariciadora todavía, declaró que todos los tres le gustaban y se quedó con ellos. Simoun soltó una carcajada. ¡Ah, siñolía! ¡mia pelilo, mia luinalo! gritaba el chino dándose ligeras bofetadas con sus finas manos. El joyero continuaba riendo.

Caben en esta materia reglas de juiciosa cautela, que nacen de la prudencia de la serpiente y no destruyen la candidez de la paloma. No se debe fiar de la virtud del comun de los hombres, puesta á prueba muy dura. La razon es clara, el resistir á tentaciones muy vehementes exige virtud firme y acendrada. Esta se halla en pocos.

Pues no exigiéndose más de 12 cuartos y pagando, como en esta provincia paga, el particular á 40 ó más el jornal, desde luego se supone que todos los indios se rediman, bien por año ó bien por días, objeté yo con la mayor candidez del mundo. Pues ahí verás , sucede todo lo contrario, y cuesta un triunfo el poder llevar algunas fallas á las cajas de la provincia.

Eres mía y no has de hacer sino lo que yo te mande. ¡Pobre criatura, formada de sensibilidad ardiente, de imaginación viva, de candidez y de superstición, eres una admirable persona nacida para todo lo bueno; pero desvirtuada por el estado salvaje en que has vivido, por el abandono y la falta de instrucción, pues careces hasta de la más elemental! ¡En qué donosa sociedad vivimos, que se olvida hasta este punto de sus deberes y deja perder de este modo un ser preciosísimo!... Ven acá, que no has de separar de ; te tomo, te cazo, esa es la palabra, te cazo con trampa en medio de los bosques, fierecita silvestre, y voy a ensayar en ti un sistema de educación.... Veremos si tallar este hermoso diamante.... ¡Ah!, ¡cuántas cosas ignoras!

El pudor, la candidez, la inocencia, todas esas prendas, que los hombres estimamos mucho, forman no ya un velo tupido, sino una muralla alta y gruesa, que sirve de reparo al corazón para que no se descubra ni se lea lo que en él importa leer. De aquí el engaño que padecen con frecuencia los hombres más despejados; engaño que no ven sino cuando ya no tiene remedio: después que se casan.

Mientras tanto, los parias, los que nunca llegan, los bohemios de Milán, al quedar solos, se consuelan hablando mal de los compañeros famosos; mienten contratas que nadie les ha ofrecido, fingen una altivez irreductible con empresarios y compositores, para justificar su inacción; y con el filtro garibaldino en el cogote, enfundados en el ruso que casi barre el suelo, ruedan las mesas de Biffi desafiando la fría ventolera que sopla en el crucero de la Galería, hablan y hablan para distraer el hambre que les muerde las entrañas, y despreciando el trabajo vulgar de los que se ganan el pan con las manos, siguen impávidos en su miseria, satisfechos de su calidad de artistas, haciendo cara a la desgracia con una candidez y una fuerza de voluntad que conmueven, iluminados por la Esperanza, que les acompaña hasta el último instante para cerrarles los ojos.

El ingeniero miró á su novia, que le contemplaba con ojos interrogantes, de una candidez alarmada, como si temblase ante su respuesta. Sanabre recordó un momento á Fausto en el jardín de Margarita. Otra muchacha inocente, aunque menos apasionada que la burguesilla germánica, le preguntaba á él en un jardín cuál era su religión.

Por mi parte, como la viuda de García Grande me era aún punto menos que desconocida, pues mi familiar trato con ella se verificó más tarde, en los tiempos de Máximo Manso, mi amigo, todo cuanto aquella señora dijo me lo tragué, y lo menos que me ocurría era que estaba hablando con el más próximo pariente de S. M. Aquel derribar de tabiques y aquel disponer obras y mudanzas, hicieron en mi candidez el efecto de un lenguaje regio hablado desde la penúltima grada de un trono.

Roma, con sus venerables ruinas de quince ó mas siglos, le parecia la mejor cosa del mundo, despues de la reina Victoria, eso . La raza inglesa tiene la singularidad de ofrecer en su tipo dos caractéres enteramente contradictorios: la suprema astucia en la especulacion y la política, y la suprema candidez en la inocencia.