Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 25 de julio de 2025
Que la van á coger, que ya se sabe de dónde sale, que es de carne, que es un espíritu, que muerde, que cocea, que busca chiquillos para sacarles el sebo, que los serenos, que la policía, que cazarla á tiros ... y nadie se atrevía á pedirle el pasaporte. Al cabo, la delación de un pinche de billar hizo luz en el horrible caos, y el misterio se aclaró. ¿Saben ustedes lo que era la Berrona?
La mayor parta de los días se reducían a pasar después de comer por delante de la casa del rico comerciante, para ir al casino. Cecilia solía estar cosiendo detrás de los cristales. Mano al sombrero; sonrisa; adelante; luego el billar, y hasta otro día. Don Melchor le encargó otras dos veces recados para don Rosendo, pero tuvo la buena suerte de hallarle siempre en el despacho.
Al ruido de la campanilla acudió Kate, la doncella inglesa de la señora. ¿Quién está con el señor? preguntó a esta. El señor ministro de la Gobernación... El señor duque de Bringas y don Juan Velarde juegan en el billar. Dile a don Joselito que no recibo a nadie... Tengo mucha jaqueca. Kate pareció titubear un momento y se decidió al fin a decir tímidamente: ¿Ni tampoco a don Juan Velarde?...
Esos hombres del pasado, observó Isagani, para todo encuentran dificultades; se les propone una cosa y en vez de ver las ventajas solo se fijan en los inconvenientes. Quieren que todo venga liso y redondo como una bola de billar. Con tu tío está á su gusto, observó Basilio; hablan de sus antiguos tiempos... Oye, á propósito ¿qué dice tu tío de Paulita? Isagani se ruborizó.
Entretanto que esto pasaba con nosotros, en un billar contiguo, diez o doce señoritos de muy buenas familias, jugaban al billar con el mozo de éste, que estaba en mangas de camisa, que tuteaba a uno, que sobaba a otro, insultaba al de más allá, y se hombreaba con todos: todos eran unos. ¿Entre qué gentes estamos? repetía yo con admiración. C'est drôle! repetía el francés.
Y gruñendo y sin hacer caso de las disculpas del P. Irene que trataba de esplicarse frotándose la trompa para ocultar su fina sonrisa, se fué al cuarto de billar. P. Fernandez, ¿quiere usted sentarse? preguntó el P. Sibyla. ¡Soy muy mal tresillista! contesta el fraile haciendo una mueca. Entonces que venga Simoun, dijo el General; ¡eh, Simoun, eh, mister! ¿Quiere usted echar una partida?
Los viejos jugaban al piqué; las viejas al boston, presididas por la Vizcondesa. El recaudador de contribuciones jugaba al billar con el alcalde, y Cecilia, agrupando en torno suyo a los jóvenes, propuso pasar el tiempo en juegos de prendas, lo que se aceptó con entusiasmo. Los juegos de prendas están aún de moda en las provincias, sobre todo en la de los Bajos Pirineos.
Así, conservaban casi toda su confianza, cuando un día y mientras jugaban como dos niños, corriendo alrededor de la mesa de billar por haberse empeñado Amaury en quitarle una flor a Magdalena, se abrió de pronto la puerta y entró el doctor, el cual se encaró con ellos y en tono áspero exclamó: ¿Qué niñerías son éstas? ¿Piensas tener aún doce años, Magdalena? ¿Crees no haber pasado de los quince, Amaury? ¿Te imaginas que corres todavía por el parque del castillo de Leoville? ¿A qué viene ese empeño en arrebatarle a Magdalena una flor que te niega con sobrada razón?
Escapóse la pobre Curra como pudo de aquellas muestras de compasión que le atacaban los nervios y dirigióse muy de prisa a la sala de billar, donde Jacobo, los dos diputados y el excelentísimo Martínez conferenciaban a solas. Felicitaron todos a la dama por lo hábilmente que había dispuesto y representado la comedia del bouquet, llamada a tener gran resonancia.
La mesa de billar, por razón de la luz que necesitaban de día los jugadores, estaba en una de las cabeceras del salón, cerca de uno de los tres balcones que daban a la plaza.
Palabra del Dia
Otros Mirando