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Actualizado: 10 de mayo de 2025


Librado el pasaporte, no pudo ménos de indicar á su principal que se le habia presentado un sugeto, de quien recelaba, segun las señas, no fuese uno de los que buscaba la autoridad.

¿No sabe usted señor revolucionario, que aquí no hay más reina que el señor don Carlos V, que felizmente gobierna la monarquía sin oposición ninguna? ¡Ah! yo no sabía... Pues sépalo, y confiéselo, y... y confieso, y... dijo el amedrentado dando diente con diente. ¿Y qué pasaporte trae?

Que la van á coger, que ya se sabe de dónde sale, que es de carne, que es un espíritu, que muerde, que cocea, que busca chiquillos para sacarles el sebo, que los serenos, que la policía, que cazarla á tiros ... y nadie se atrevía á pedirle el pasaporte. Al cabo, la delación de un pinche de billar hizo luz en el horrible caos, y el misterio se aclaró. ¿Saben ustedes lo que era la Berrona?

La letra escarlata era su pasaporte para entrar en regiones á que otras mujeres no osaban acercarse. La Vergüenza, la Desesperación, la Soledad: tales habían sido sus maestras; rudas y severas, pero que la habían hecho fuerte, aunque induciéndola al error.

A ver añadió dentro de un rato, venga eso y cogió el pasaporte y lo miró. ¿Y usted quién es? Un amigo del señor. ¿Y el señor? algún francés de esos que vienen a sacarnos los cuartos. Tenga usted la bondad de prescindir de insultos, y ver si está ese papel en regla. Ya le he dicho a usted que no sea insolente si no quiere usted ir a la cárcel.

No y no. Aun en el supuesto de que pudiera echarse tierra sobre la falsificación... ¿qué porvenir me espera? ¡trabajar, trabajar siempre! porque de esto estoy convencido, el juego no saca de pobre a nadie: los jugadores son ricos de relumbrón, y aun así, en las raras ocasiones que la suerte les permite brillar, pues, a lo mejor, se quedan a obscuras por larga temporada... y con franqueza, yo no podría trabajar, no podría; ¿acaso me voy a poner detrás de un mostrador? ¿a entrar de cagatinta en una oficina? ¿a ir de guardador de ovejas a una estancia? ¡sería vergonzoso! y como carezco de capital, me sería imposible emprender un negocio cualquiera... Creo que, si lo tuviera, el capital, lo jugaba de un golpe, a ver... No sirvo, pues, para trabajar, y no pudiendo avenirme, naturalmente, con mis gustos y mi educación, a hacer las del tío Agapo, me doy yo mismo el pasaporte... Ya llega, ya llega el agua y el farol de la punta del muelle está encendido... pero, todavía no...

¡Ja, ja, ja!... Yo soy así dijo el diplomático siguiéndole el humor . Como nada debo, ni nada ni a nadie temo, doy todo mi pasaporte cuando me preguntan cómo me llamo.... Pero observo dijo, interrumpiéndose de pronto y consultando su reloj que con el placer de estar a su lado, olvido uno de mis deberes.

A las justas observaciones del capitán explicándole lo imposible de realizar su petición por no tener pasaporte ni haber llenado ninguno de los requisitos de embarque, la india rompió á llorar; volvió á suplicar, y no pudiendo conseguir nada, secó sus lágrimas, y dirigiéndose silenciosamente al portalón tiró á la mar los doscientos pesos. ¡Pobre Titay! oímos decir á un artillero que veía alejarse la barquilla en que iba la india. ¿Quién es Titay? preguntamos nosotros.

Hay siempre algo de bueno en el hombre más vicioso y yo debo confesar que por espacio de dos meses fue un criado excelente. Cuando el duque, que ignoraba su historia, le hizo dar un pasaporte a nombre de Mateo, atravesó la frontera con alegría y reconocimiento. Quizá pensaba de buena fe, como el criado de Tucaret, en ser el tronco de hombres honrados.

Quien las posee no inspira desconfianza, aunque tarde en pagar la cuenta de la semana... Los empleados de las fronteras se muestran galantes: no hay pasaporte más poderoso. Las señoras altivas se ablandan con su centelleo á la hora del en los halls donde una no conoce á nadie... ¡Lo que yo he sufrido para conseguirlas!... Arrostraría el hambre antes de venderlas.

Palabra del Dia

commiserit

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