Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 12 de junio de 2025


Lázaro no atendía al gentío ni á los santos ni á nada. El despecho por encontrarse allí mal de su grado le ocupaba todo. En el otro balcón hacía don Silvestre detallado relato de las cofradías, pendones, estandartes, imágenes y corporaciones que iban desfilando.

Cualquiera menos usted contestó con insolencia el heredero . ¡Vaya un maestro, que no sabe enseñar sino mentecatadas y simplezas! ¡Jesús! Diego, mira lo que hablas... dijo D.ª María, conteniendo con grandes esfuerzos los gestos amenazadores, natural expresión de su ira. Don Paco se llevó el pañuelo a los ojos para enjugar una lágrima. Inés a todo atendía discretamente y sin hablar. ¡Ah!

¡Cómo no adorar á un hombre que había hecho tal sacrificio en honor de la antigua y adormecida ciudad!... Todos en ella se esforzaban por corresponder á tal abnegación, haciéndole grata la existencia. El Consejo municipal atendía sus indicaciones con tanto respeto como el Colegio de cardenales escucha la voz del Papa.

Y raro era el día en que el padre no la dijera: Hijita, vas a ponerme en limpio ese manuscrito que está sobre la mesa del escritorio; tu letra es más clara que la de Jacinto, y no echas borrones, ni haces raspaduras. A todos atendía Susana, y todo lo ejecutaba a maravilla. Y en el salón, en el escritorio, en el tocador y en la cocina, siempre era la misma, dispuesta y viva, amable y afectuosa.

Aquella madre de familia, al mismo tiempo que atendía á la prole, se preocupaba del buen orden de su casa. «A todas horas me acuerdo de ti y de los niños. De seguir los deseos de mi corazón, os traería á todos inmediatamente á Río Negro; pero temo que nuestros pequeños sufran demasiado en este desierto.

Como es natural, cogía por los pelos cualquier ocasión de vejar a sus ministros. Un proceso como el presente, en que figuraba como reo un sacerdote, le llenaba de júbilo, lo atendía con cuidados tan tiernos como si se tratase de la honra de una hermana. Después de D. Peregrín, fue llamada el ama de la casa de huéspedes de Palencia. Venía presentada por la defensa.

El doble resultado de todo esto es que la tranquilidad no es ya fruta de mi huerto, y que, además, los viajes a la casa de Dios van dejando la mía sin barrer. El celo mimoso y lleno de pequeños cuidados con que antes se atendía a mi padre, es hoy prisa por acabar pronto de servirle y correr a lo que Tirso recomienda.

Hablábame también á cada paso de la política del Rey y de los puntales del Tesoro, del pingüe resultado de los gremios ... y qué yo de cuántas cosas más; y haciendo sus aplicaciones á las modernas doctrinas y al presente sistema administrativo, sacaba las consecuencias que le daba la gana, porque yo á todo atendía menos á contradecirle.

A pesar de esto yo era feliz, porque la tenía en mis brazos, apartábale de la frente los desordenados cabellos, y con mi pañuelo limpiaba sus lágrimas divinas, con las cuales se refrescarían, si las bebieran, los condenados del Infierno... El pérfido Lobo no se apartaba de allí, y desde luego me parecieron sospechosos el esmero y solicitud con que la atendía.

Ya la casa estaba lista: barrido el corredor, arreglada la salita, dispuesta la mesa. La doncella solía sentarse a mi lado. Me atendía y me servía como una hermana cariñosa al chicuelo preferido, dispuesta a satisfacer todos mis deseos y caprichos, adivinándome el pensamiento. Mi tía parecía complacerse en aquella dulce y sencilla fraternidad.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando