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Actualizado: 6 de septiembre de 2024
Cualquiera menos usted contestó con insolencia el heredero . ¡Vaya un maestro, que no sabe enseñar sino mentecatadas y simplezas! ¡Jesús! Diego, mira lo que hablas... dijo D.ª María, conteniendo con grandes esfuerzos los gestos amenazadores, natural expresión de su ira. Don Paco se llevó el pañuelo a los ojos para enjugar una lágrima. Inés a todo atendía discretamente y sin hablar. ¡Ah!
Estoy desesperada. Tan desesperada estoy, que me inclino a creer que no he tenido que fingir la enfermedad, sino que en realidad estoy enferma. El doctor lo ha creído y ha dejado una receta muy larga, que doña Rita ha leído y debe cumplir. Serán simplezas del doctor... ¡Ay, Dios mío! ¿Qué burla pesada es esta? ¿Con que no me contesta Narcisito?
Nada ni nadie me hará desistir, tontín, y yo te respondo que mi actitud, ¡vivan las actitudes! será tan firme, que ha de causarte admiración. El suplicio de tener que oir las simplezas y ver el antipático semblante de Cuatro Vientos me dará fuerza para resistir al sistema arbitrario y á las medidas preventivas de mamá.»
Ahola no... teta caca... cosa fea... Ambos se divertían con tales simplezas. Era un medio de entretener el tiempo y de expresar su cariño. Toma teta díjole Jacinta metiéndole un dedo en la boca; y él se lo chupaba diciendo que estaba muy rica, con otras muchas tontadas, justificadas sólo por la ocasión, la noche y la dulce intimidad. ¡Si alguien nos oyera, cómo se reiría de nosotros!
Toda la tarde me han picado las moscas. ¿Es que yo soy una mosca, Flora? No, tú eres un moscón; no picas pero zumbas, zumbas sin cesar y me mareas. ¿Quieres entonces que me esté callado? Sí, estate calladito y no me digas las simplezas que me ensartaste el día pasado en Rivota. Jacinto bajó la cabeza y permaneció en pie y silencioso. Su rostro terso de adolescente expresaba profunda tristeza.
Lloraba, hablaba, se revolcaba en la cama del querido niño, besando las almohadas, estrujando las sábanas: que fueran a buscarle, que se le trajeran, pronto, pronto, pronto... Don Pablo, ahogado, ensayaba calmarla: no debían interpretar así el papel, porque era muy natural que Quilito pidiera a su padre y a su tía por escrito, el perdón que no se atrevía a pedir de viva voz; decía simplezas como ésta, tartamudeando, y después de vano esfuerzo, concluyó por llorar él también, abrazado a los hierros del lecho.
Amigos sí, porque lo que es querer... No vuelvo yo a querer a ningún hombre, como no sea a mi marido, siempre y cuando haga lo que le mando. ¡A su marido! No me parece mal. Y ahora que está hecho un santo... Santo, no... ¡qué simplezas dice usted! Santo; así como suena. De modo que será usted también santa... Pues yo seré su discípulo.
Si algún día se ocupan de conventos, será para echar fuera a los frailes y vender luego los edificios... Pues yo no los compraría. ¿Por qué? Porque esas casas son de Dios, y el que se las quite se condenará. ¿Qué es eso de condenarse? Me río de vuestras simplezas. Pues, hijo, adelantado estáis.
Me pareció aquello muy mal y formé de Isabel idea distinta de la que tenía. Desde entonces no podía hablar con Villa sin sentirme animado de compasión, que, por supuesto no dejé traslucir. Por una de esas simplezas que los hombres inexpertos solemos tener, viví aquellos días en un estado de feliz confianza, que aún hoy, al recordarlo, me irrita contra mí mismo.
Que suena mucho, que se asustan los que pasan, que se rompen dos cristales, que se caen algunas personas, y nada más. ¡Simplezas y pamplinas! Pondremos uno de este tamaño dijo Pecado, expresando con la distancia de una mano a otra la grandeza de sus planes de petardista . Hay en Madrid mucho pillo. Ellos guardan todo el dinero que debía ser para nosotros, ¿eh?
Palabra del Dia
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