Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 12 de mayo de 2025


Hubiera sido un atentado contra las leyes establecidas por los antiguos, más conocedores de la vida que los hombres del presente. El hermano del herido ó del muerto sólo atendía al que estaba en el suelo, sin preocuparse de atajar á su agresor. Tiempo le quedaba de ir en busca del que se había «desgraciado», allá donde estuviese, para «desgraciarse» á su vez, ejerciendo el derecho de la venganza.

»Leí en voz alta; y Teobaldo, que atendía, entretanto, al original, no pudo detener más de una vez sus exclamaciones, que mi tío tomaba por muestras de aprobación. Por mi parte, viéndome salvada, y no explicándome este suceso sino por un milagro que mi razón no acertaba a comprender, me preguntaba interiormente: »¿Qué ser caritativo, qué hada ha venido en mi auxilio y cuida de de esta manera

Y realmente su rostro angelical, destacándose en aquel momento del tosco capuchón, parecía el de uno de esos monjes ideales que cruzaban misteriosamente por los claustros de los templos góticos para ir a postrarse ante el altar de la Virgen. Por eso algunos de sus actos que parecían extraños no lo eran, si se atendía a que este joven vivía con el espíritu en otros tiempos más nobles y santos.

Si no fuera por la situación de nuestro padre, tu lenguaje me haría gracia. ¿Conque Job tuvo paciencia y Leocadia estaba sucia de pecado cuando, en vez de ir a corretear iglesias, atendía a las necesidades de papá? ¿Conque ahora, que mi madre casi ha perdido el juicio, es cuando estás abriendo para ella el Paraíso? , ¿eh? pues ahora es cuando abro yo la puerta de casa para que te vayas.

Yo estaba completamente absorto en aquel asunto de interés íntimo; yo no atendía a la batalla; yo no hacía caso de los cañonazos; yo no me fijaba en los gritos; yo no apartaba del papel los ojos, aunque sentía correr por junto a mis oídos el estrepitoso aliento de la lucha.

Desde su asiento, a través del marco de una ventana, veía también al telegrafista escribiendo con la cabeza baja e interrumpiendo su escritura para escuchar el lenguaje chirriante de los aparatos. Atendía mecánicamente a otros pensamientos perdidos en la noche a una distancia de centenares de millas, y apenas terminada la conversación recuperaba su pluma.

Sonaban los aplausos, pero eran flojos y desmayados después de las anteriores ovaciones. El público estaba quebrantado por el delirio de su entusiasmo, y atendía distraídamente a los lances que se desarrollaban en el redondel. Se entablaban vehementes discusiones de grada a grada.

Andrés, la mayor parte del tiempo, no atendía al argumento del discurso por contemplar más a su placer el juego expresivo y gracioso de su fisonomía, sus ojos brillantes, su boca virginal, los movimientos vivos, resueltos, de su cuerpo, mórbido y exuberante de vida. Pero esta charla interminable de una parte y esta contemplación extática de la otra, cesaron súbitamente.

De este modo consolaba a su nuera, que más le parecía hija; pero allá en sus adentros deseaba tanto como Jacinta la aparición de un muchacho que perpetuase la casta y les alegrase a todos. Se callaba este ardiente deseo por no aumentar la pena de la otra; mas atendía con ansia a todo lo que pudiera ser síntoma de esperanzas de sucesión. ¡Pero quia!

Piense, señor, que es usted todavía un hombre relativamente pobre, pero que dentro de media hora será más rico de lo que se ha forjado en sus más extravagantes sueños... que tendrá millones, como sucedió con Burton Blair. Le atendía atónito, dando apenas crédito a lo que mis oídos escuchaban. Sin embargo, ¿para qué me servía poseer riquezas fabulosas, ahora que había perdido a mi amor?

Palabra del Dia

bagani

Otros Mirando