Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 8 de julio de 2025


Parece que poco tiempo después de este suceso, y aun antes de que el rajah de Travancor fuese restablecido en su trono, y el sultán Tippoo vencido y obligado á hacer la paz, D. Fadrique, cansado ya de peregrinaciones y trabajos, con la ambición apagada y con el deseo de fortuna más que satisfecho, logró, de vuelta á Lima, obtener su retiro, y se vino á Europa, anhelante de presenciar la gran revolución que en Francia se estaba realizando, cuyos principios se hallaban tan en concordancia con los suyos, y cuya fama llenaba el mundo de asombro.

Pero Luzmela se había hundido en la espesura sombría de la tarde. Sólo en algunos momentos, entre la niebla jironada, aparecía austero y lejano el perfil de la torre señorial. Entonces Carmencita se enjugaba los ojos con presteza y miraba, miraba toda anhelante.

Con la muchacha que más te guste..., si es que te quiere. Ahí está la dificultad..., que no me gusta ninguna. ¿Ni la de Pasajes tampoco? Miguel se turbó aún más, y dijo con palabra vacilante: ¡Qué pícara eres! Maximina me gustaba. La verdad es que sería una buena esposa... ¿Pues por qué no te casas con ella? ¿Crees ...? preguntó dirigiéndole una mirada tímida y anhelante. ¡Vaya!

¡Fuerte, fuerte, hijos míos! ¡Echad vuestra alma por la boca! ¡Morir ahora con la maldición de Dios y la de su marido! ¿Quién iría a poner una flor sobre su tumba? ¿Quién no miraría con horror la tumba de una pérfida mujer, de una suicida? ¡María! ¡María! clamaba el coro angélico haciendo vibrar el aire con aquel grito anhelante.

La hermosa joven se acercó anhelante á la reina. ¿Qué sucede, señora dijo , que la condesa de Lemos me trae consigo á pesar de decir al rey que estoy enferma? ¡Ah, Dios mío! Déjame respirar, Clara; ¡todavía aquellas cartas, Dios mío! ¡Pero si las quemó vuestra majestad! ¿Se había olvidado alguna?... ¿Ha aparecido alguna más?

Llevaba raído el uniforme, sujetas las alpargatas una con cinta y otra con tomiza, y puesta sobre el capote una manta de color indefinido, en cuyos pelos habían quedado prendidas briznas del maíz seco sobre que pasó la noche. ¡Trae el fusil, modrego, que no pués con tu alma! dijo de pronto a su compañero, viéndole anhelante y fatigoso.

¡Oh adorado señor! enloquecida Leila exclamó, resplandeciente en fuego: humilde, á tu mandato sometida, sin otro bien que para mi vida, ¿cómo negarme á tu anhelante ruego? ¡Mira, atiende, señor! tan tuya soy, tal te idolatra el pensamiento loco, á tu merced tan entregada estoy, que del amor que á tu delirio doy para decir lo inmenso todo es poco.

Los chicos, aspados dentro de los trajes nuevos que estrenaban, formaban numeroso grupo que giraba anhelante y respetuoso en torno del cohetero. Por encima de las doradas mazorcas asomaban la cabeza, adornada ya con pañuelos de colores chillones, las jóvenes aldeanas.

Se aventuró a salir de día, huyendo, no obstante, de aquellos sitios en que pudiese tropezar con su cruel enemigo, informándose de todos si le habían visto pasar y hacia qué paraje se había dirigido. Con esto, la villa estaba anhelante, y preveía que la hora menos pensada iba a suceder una catástrofe.

Llevose la mano sobre el corazón doña Guiomar, ya acabada de perder de amores por el enrevesado comienzo del papel en que los turbados ojos ponía, y cuando estos al fin volvieron a aclararse, continuó leyendo, pálida ahora, encendida luego, y toda anhelante y turbada, lo que sigue: «Sea de esto lo que Dios fuere servido, y lo que queráis vos, que, después de Dios, sois lo que más yo amo, si es que puede llamarse bastantemente lo que yo por vos siento amor, que yo creo que es más bien agonía y quebranto, y fuego irresistible, y gloria en un infierno, y infierno delicioso, y muerte que vale cien vidas, y vida que no se resiste, y cosa, en fin, tan no conocida de , que al verme a ella sujeto, yo mismo me desconozco y de dudo, y parece que siendo no soy, y que, no siendo, soy más que nunca he sido.

Palabra del Dia

godella

Otros Mirando