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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Tolerábase entre ellos la poligamia, y no habia sumision recíproca entre los esposos, los que se desuinan, cada cual á su antojo, bajo el pretesto mas fútil, y muchas veces por formar otros lazos. La muger adúltera era castigada entre tanto, no solamente por su marido, sino tambien por todos sus deudos ¡tan grande era la veneracion que se tenia por la pureza de costumbres!
Valdría la pena consignar aquí el juicio de Angelina acerca de algunos libros. Para ella no había mejor novelista que Fernán Caballero, ni peor novelador que Pérez Escrich. Abrir un libro de esos, la «Mujer Adúltera», la «Esposa Mártir», y tener sueño, ¡todo es uno! ¿Novelas? De Fernán Caballero. Sus personajes me parecen vivitos, de carne y hueso. ¡Aquello sí que es verdad!
Como si se recreara en su propia infamia aquella criatura perdida y llena de desesperación, había bordado la divisa fatídica en paño de color escarlata, con hilos dorados, y con todo el arte de que es capaz la aguja; de tal modo, que aquella A mayúscula podría haberse tomado por la inicial de la voz Admirable ó de otra por el estilo, excepto la de Adúltera, que realmente significaba."
¿Ahora te preocupas por eso? ¿Te cuidabas de ello al perseguir casadas? Los que acaso me disculparan adúltera, me rechazarán amante... ¡Ya lo sé! Pero ¿a quién consagro yo mi existencia, a ti o al prójimo? ¿Me prometes que serás siempre mía? Vive tranquilo. Si he hecho tanto para que vuelvas a mí, ¿qué no seré capaz de hacer por merecerte y conservarte?
La madre que hizo esa fechoría tuvo por marido, es decir, por padre legal de la novia, a un estafador, huido de su patria después por temor a la justicia; y esto lo sabe también ese Madrid que murmura y alborota; la misma mujer, que fue desleal, infiel, antes de casada, continuó siendo esposa adúltera; y cuando enviudó, no tuvo el diablo por dónde desecharla.
Llegamos á los desvanes; bajad la cabeza, hay cinco escalones. Poco después añadió el bufón: Abrid la linterna. Voy á llevaros á la cámara de la reina. Vamos, hermano, vamos, y que Dios nos tome en cuenta esta aventura gatuna, y el no haberla dado buena de esa infame adúltera y de ese rufián asesino.
Convengo en que así pueden disculparse los hechos referidos en el Romancero de El Niño de Nazaret, donde el coloquio con la Samaritana, la resurrección de Lázaro, el perdón de la mujer adúltera y otros pasajes de los santos Evangelios se leen prefigurados y escritos en narración infantil y como lectura propia para niños.
Cuanto hasta aquí te he dicho, ¡oh Anselmo!, ha sido por lo que a ti te toca; y ahora es bien que se oiga algo de lo que a mí me conviene; y si fuere largo, perdóname, que todo lo requiere el laberinto donde te has entrado y de donde quieres que yo te saque. Tú me tienes por amigo y quieres quitarme la honra, cosa que es contra toda amistad; y aun no sólo pretendes esto, sino que procuras que yo te la quite a ti. Que me la quieres quitar a mí está claro, pues, cuando Camila vea que yo la solicito, como me pides, cierto está que me ha de tener por hombre sin honra y mal mirado, pues intento y hago una cosa tan fuera de aquello que el ser quien soy y tu amistad me obliga. De que quieres que te la quite a ti no hay duda, porque, viendo Camila que yo la solicito, ha de pensar que yo he visto en ella alguna liviandad que me dio atrevimiento a descubrirle mi mal deseo; y, teniéndose por deshonrada, te toca a ti, como a cosa suya, su mesma deshonra. Y de aquí nace lo que comúnmente se platica: que el marido de la mujer adúltera, puesto que él no lo sepa ni haya dado ocasión para que su mujer no sea la que debe, ni haya sido en su mano, ni en su descuido y poco recato estorbar su desgracia, con todo, le llaman y le nombran con nombre de vituperio y bajo; y en cierta manera le miran, los que la maldad de su mujer saben, con ojos de menosprecio, en cambio de mirarle con los de lástima, viendo que no por su culpa, sino por el gusto de su mala compañera, está en aquella desventura. Pero quiérote decir la causa por que con justa razón es deshonrado el marido de la mujer mala, aunque él no sepa que lo es, ni tenga culpa, ni haya sido parte, ni dado ocasión, para que ella lo sea. Y no te canses de oírme, que todo ha de redundar en tu provecho. Cuando Dios crió a nuestro primero padre en el Paraíso terrenal, dice la Divina Escritura que infundió Dios sueño en Adán, y que, estando durmiendo, le sacó una costilla del lado siniestro, de la cual formó a nuestra madre Eva; y, así como Adán despertó y la miró, dijo:
El amor á los hijos, la veneracion á los padres, la fidelidad con los amigos, la compasion por la desgracia, la gratitud hácia los bienhechores; el horror que nos causa un padre cruel, un hijo parricida, una esposa adúltera, un amigo desleal, un traidor á su patria, una mano salpicada con la sangre de una víctima, la opresion del desvalido, el desamparo del huérfano, la ingratitud con el bienhechor; estos sentimientos, ¿no muestran mas claro que la luz del dia, la mano del Todopoderoso esculpiendo en nuestras almas las ideas del órden moral, y fortaleciéndolas con sentimientos que instintivamente, aun cuando nos faltase el tiempo para reflexionar, nos indicasen el camino que debemos seguir?
LINE. ¡No digas una sola palabra...! ¡Te mordería...! ¡Me siento furiosa...! ¡Y habrás adelantado mucho...! ¡Mi marido será víctima otra vez de una crisis de celos, no me dejará ya salir sola y yo no podré explicarte el pollo a la Machin! LINE. Tu Lineta está que echa espuma... Dame el corpiño y procura abrochármelo ligero... ¿lo oyes? Ya no tengo aspecto de mujer adúltera, ¿verdad?
Palabra del Dia
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