Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de junio de 2025
Pero, señor conde profirió D. Marcelino, Antuña murió porque quiso. ¿Á quién se le ocurre salir de noche de la villa con veinticuatro mil reales en el bolsillo? ¿No conoce usted que es una imprudencia mayúscula? ¡Perfectamente! Hechos aislados, señor conde, hechos aislados... por ahora, hechos aislados. El trueno gordo no tardará en venir.
Pero la excomunión que ha puesto por hoy la péñola en mis manos es excomunión mayúscula y, por ende, merece capítulo aparte. El decenio de 1550 a 1560 pudo dar en el Perú nombre a un siglo que llamaríamos sin empacho el siglo de las gallinas, del pan, del vino, del aceite y de los pericotes. Nos explicaremos.
La bronca en mi obsequio amenazaba ser mayúscula. Con todo, detrás de mí, los criados no cesaban de reír. El conde había vuelto la cabeza, dirigiéndoles una mirada severa; pero sus carcajadas reprimidas me humillaban más que las francas. ¿Qué tal los toros? les preguntó un cochero al cruzar a nuestro lado. ¡Finos, finos! Hay uno negro, zaino, de mucho cuidado.
Como si se recreara en su propia infamia aquella criatura perdida y llena de desesperación, había bordado la divisa fatídica en paño de color escarlata, con hilos dorados, y con todo el arte de que es capaz la aguja; de tal modo, que aquella A mayúscula podría haberse tomado por la inicial de la voz Admirable ó de otra por el estilo, excepto la de Adúltera, que realmente significaba."
Escribía con mayúscula las palabras a que él daba mucha importancia, como eran: amor, caridad, dulzura, perdón, época, otoño, erudito, suave, música, novia, apetito y otras varias.
La corrida que acababan de darle había sido mayúscula, y temblaba también por la que le daría «el país» si leía su discurso tal cual había sido pronunciado. Por ver si tenía enmienda, se fue más tarde a la redacción del Diario, y allí le tranquilizaron un poco.
La abuela es aficionada a la etiqueta con E mayúscula, como ella la escribe, y, para ella, estaba yo faltando a las más elementales conveniencias al anunciarle sin más ceremonia el alba de mi vigésimasexta primavera. ¡Ay! jamás he podido aprender la calma, esa calma de las tropas veteranas de que habla sin cesar mi primo el comandante Harmel.
En figurándosela con J mayúscula, tomaba para él cierto aire de divinidad, y sin darse cuenta de ello, era idólatra de aquella palabra abstracta. Por la justicia se hubiera dejado hacer tajadas.
Sobre la que quedaba a la derecha vimos, profundamente grabada en la piedra, una anticuada E mayúscula, como de un pie de largo, y pasando por junto de ella, nos encontramos con un cangilón peligroso y lleno de escabrosidades, que, haciendo ziszases, conducía a la pequeña choza. La puerta cerrada y la ventanita de hierro de aquella solitaria cabaña despertaron nuestra curiosidad.
La mayor parte estaban escritos con lápiz, porque el poeta los estampó tímidamente o porque desdeñó prestarles demasiada permanencia trazándolos en forma que los perpetuase sobre el muro. Monogramas, en los cuales la misma mayúscula se enlazaba con una D, se destacaban sobre el primer verso de muchas de aquellas poesías de acepción más definida, recuerdos de época más reciente sin duda.
Palabra del Dia
Otros Mirando