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Actualizado: 8 de septiembre de 2024
Era el primer saludo sonriente que recibía Elena después de la muerte de Pirovani. Adivinó en este hombre al único admirador que le quedaba, y esto le pareció tan cómico que casi la hizo reir. En adelante sólo podría contar con el enamoramiento de un gaucho medio bandido. Quedó pensativa, con la frente apoyada en los cristales, mirando la avenida solitaria.
Aquél conservaba en los modales y en las palabras, a pesar de sus veintitrés años, un sello infantil que a Clementina le placa sobremodo. La educación afeminada y solitaria que había tenido era la causa principal. Engañábasele con suma facilidad y divertíasele lo mismo.
Soledad se levantó encendida y sonriente de la cama, se limpió las lágrimas con el pañuelo y le echó los brazos al cuello en un rapto de amor y sumisión. Celos. Dos meses después de esta escena entró Manolo Uceda una tarde en la tienda, que á tal hora solía hallarse solitaria. Soledad se había quedado dormida de bruces sobre el mostrador con la mejilla apoyada sobre las manos.
Por desinteresado que uno sea en la cuestión, es imposible no sentir cierta curiosidad ante una persona tan extraordinaria. Ayer en la noche, mientras que el viejo Alain, de quien soy favorito, me servía mi solitaria comida, le dije: ¡Qué lindo día ha hecho hoy, Alain! ¿Ha paseado usted? Sí, señor: esta mañana salí con la señorita. ¡Ah! ¿Pero el señor no nos ha visto pasar? Es probable.
«Por aquí» dijo Santa Cruz señalando un arco que era la única salida. Y cuando pasaban por aquel túnel, al extremo del cual se veía otra plazoleta tan solitaria y misteriosa como la anterior, los amantes, sin decirse una palabra, se abrazaron y estuvieron estrechamente unidos, besuqueándose por espacio de un buen minuto y diciéndose al oído las palabras más tiernas. «Ya ves, esto es sabrosísimo.
Dice Alfonso que cree habrá de partir para Alemania, y por lo tanto, que estará ausente de nosotros por mucho tiempo. Cuando pienso en su separación no hago otra cosa que llorar. ¡Ah, Dios mío! ¡Cuán solitaria va quedando esta casa, antes tan alegre y tan llena de vida!
Y vigilemos para que de su triángulo rojo no se salga jamás la estrella solitaria, ni para hundirse en la nada, ni para dar su brillo, entonces más sola que nunca, entre el montón de estrellas del pabellón americano.... Hasta aquí de su vida; de su obra hablaré en otra ocasión.
De buena gana nos hubiéramos estado allí hasta las once; pero las torres de la Compañía seguían llamándonos, y no era cosa de desairarlas cuando alguno de nosotros acababa de cobrar en Madrid fama de jesuíta. Continuamos, pues, nuestra marcha en aquella dirección, tomando por una solitaria calle, que creo se llamaba de Sordolodo.
Sentado en una piedra solitaria, á despecho mio, me acude la idea de Andalucía, la idea del país en donde he nacido y me he criado. Hace veintidos años que dejé la casa paterna; volví á los nueve con el deseo de abrazar á mi madre; pero no pude verla; no estaba en el mundo; habia muerto. Á la hora de morir, cinco hijos rodeaban su lecho, uno faltaba.
Por eso guardo mi modesta ofrenda Que es la silvestre y solitaria flor, Que á tu corona, de las gracias prenda, Dar no puede fragancia ni esplendor. Yo que no tengo cortesano genio Nada quiero decir ante tu altar, Cuando otros mil las flores de su ingenio Á tus plantas vendrán á derramar.
Palabra del Dia
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