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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Entonces Soledad, obedeciendo a un impulso involuntario, alteradas de súbito las facciones por la ira, cogió del brazo a Sacramento, y señalándole con la otra mano al niño que iba delante, dijo ásperamente: ¿No es inícuo que tú puedas salir a la calle con esa criatura y yo ni aun pueda decir que tengo hijo? Yo contestó la adúltera con la mayor naturalidad soy casada.
La materia, que en forma sólo de procurador producía un discurso racional, unas ideas intérpretes de su provincia, se seca, se adultera en forma ministerial; y aquí entran las ideas innatas, esto es, las que nacen con el empleo, que son las que yo sostengo, mal que les pese a los ideólogos. Aquí es donde empieza el ministerial a participar de todos los reinos de la naturaleza.
Vestida de duelo se presentó en el salón de palacio en momentos de hallarse el virrey conde de la Monclova en acuerdo con los oidores, y expuso: que don Fernando había asesinado al marqués, amparado por la ley; que ella era adúltera, y que, sorprendida por el esposo, huyó de sus iras, recibiendo su cómplice justa muerte del ultrajado marido.
7 La adúltera penitente, de tres ingenios. 8 El Job de las mujeres, de D. Juan de Matos. 9 El valiente justiciero, de D. Agustín Moreto. 10 La razón busca venganza, de D. Manuel Morchón. 11 Gravedad en Villaverde, del Dr. Juan Pérez de Montalbán. 12 El Rey Enrique el Enfermo, de seis ingenios. 1 La vida de San Alejo, de D. Agustín Moreto. 2 El ermitaño Galán, de D. Juan de Zavaleta.
En los primeros días tuvo horas de melancolía intensísima, en las cuales su conciencia, confabulada con la memoria, le representaba de un modo vivo todas las maldades que cometiera en su vida, singularmente la de casarse y ser adúltera con pocas horas de diferencia.
»El de encargar a la ley mi venganza, entregar a los magistrados la adúltera y sus cómplices... para que, cuando yo muera, y a los ojos de todo el mundo, los que me han engañado y deshonrado sean a la vez deshonrados con un castigo público y deshonroso...
Tenía delante a la mujer adúltera; pero no podía ser él quien la arrojase la primera piedra. Margarita rompió el silencio, diciendo cariñosamente: ¿Qué es de usted? Vivimos bajo el mismo techo, y apenas nos vemos.
Y aquí, para que sepáis lo que sucedió, empieza esta historia, que es la prosecución de la que yo os he contado ya, señor Miguel de Cervantes, hasta el punto en que, engañado mi padre por la traición que a mi madre hacía su doncella Lisarda haciendo creer a don Baltasar de Peralta, como ya os dije, que con mi madre, y no con una doncella suya, tenía amores, mi padre, llamado por un su pariente, acudió a sorprender, engañado, a la que creía su esposa adúltera.
Ester se volvió tan útil, desplegó tal facultad de hacer el bien y de identificarse con los dolores ajenos, que muchas personas se negaron á dar á la A escarlata su significado primitivo de "Adúltera," y decían que en realidad significaba "Abnegación." ¡Tales eran las virtudes manifestadas por Ester Prynne!
En el momento en que ella, casada o libre, accediese a la consumación del engaño, ya fuese real y positivamente adúltera, ya tan sólo traidora, dejaría de ser la mujer que le agradaba; seguiría siendo hermosa...; pero le parecería falsa, viciosa, vulgar. Suponiendo que se arreglaran, palabra vil en este sentido, ¿cómo ponerse de acuerdo? ¿Pertenecía legítimamente a otro?
Palabra del Dia
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